Víctimas de inundaciones provocadas por las lluvias monzónicas usan una balsa improvisada con el fin de transportar paja para el ganado. Foto La Hora. AP.

Naciones Unidas celebraba el lunes una conferencia para ayudar a Pakistán a lidiar con los efectos de las devastadoras inundaciones del pasado verano, que el jefe de Naciones Unidas describió como un «desastre climático de escala monumental» que mató a más de 1.700 personas. Millones de personas siguen viviendo cerca de aguas estancadas y contaminadas.

El primer ministro de Pakistán, Shahbaz Sharif, tenía previsto reunirse en persona con el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres. Líderes mundiales como el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, participarían de forma virtual en una cita para reunir unos 16.300 millones de dólares y ayudar a Pakistán a reconstruir y recuperarse.

Las autoridades en Pakistán confiaban en que aproximadamente la mitad de ese financiamiento procediera de la comunidad internacional. La conferencia se ha convertido en una prueba para ver cuánto aportan los países ricos para ayudar a países en desarrollo como Pakistán a gestionar el impacto de fenómenos climáticos y prepararse para otros desastres.

«Debemos ser sinceros sobre la brutal injusticia de pérdidas y daños sufrida por los países en desarrollo debido al cambio climático», dijo Guterres en la reunión. «Si hay cualquier duda sobre las pérdidas y daños, vayan a Pakistán. Hay pérdidas. Hay daños. La devastación del cambio climático es real».

Las personas en el sur de Asia tienen 15 veces más probabilidades de morir por fenómenos climáticos que la gente del resto del mundo, dijo Guterres. El secretario general dijo que los destrozos dejados por las inundaciones en Pakistán le habían «roto el corazón». «Ningún país merece soportar lo que le ocurrió a Pakistán», dijo. «Pero fue especialmente amargo ver el espíritu generoso de ese país recompensado con un desastre de escala monumental».

Muchos científicos, políticos y otras personas afirman que las emisiones de gases que atrapan el calor en la atmósfera, en su mayoría producidas por países industrializados, y acumuladas durante décadas, son la causa principal del calentamiento global. En la provincia sureña de Sindh y otras zonas en la región suroccidental de Baluchistan, las más afectadas por las crecidas, miles de paquistaníes aún viven en espacios abiertos en viviendas improvisadas y carpas cerca de aguas estancadas.

UNICEF advirtió el lunes que hasta 4 millones de niños aún viven cerca de aguas crecidas contaminadas y estancadas, lo que amenaza su supervivencia y bienestar, más de cuatro meses después de que se declarase el estado de emergencia nacional en Pakistán. Pakistán ha rebajado sus expectativas iniciales de grandes contribuciones y presenta la conferencia como una búsqueda de «apoyo», ante las previsiones de que los donantes no ofrezcan sólo dinero.

 

Los organizadores esperan que la conferencia refuerce la recuperación y resiliencia tras las duras inundaciones entre junio y octubre, que también dañaron 2 millones de hogares y destruyeron 13.000 kilómetros (8.000 millas) de carreteras. En un momento dado, un tercio del país estaba sumergido. Las autoridades paquistaníes citaron la semana pasada una estimación refrendada por Naciones Unidas sobre que los daños totales ascendían a más de 30.000 millones de dólares.

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