A medida que los estados restringen el acceso al aborto, habrá cada vez menos clínicas que realizan esas intervenciones y las mujeres deberán recorrer distancias más largas para encontrar sitios donde el aborto sigue siendo legal, acudiendo incluso a otros estados. Foto La Hora: Andrew Selsky, File/AP.

En Bend, en el centro de Oregón, la única clínica de Planned Parenthood que funciona en la parte oriental del estado, se prepara para una avalancha de pacientes, sobre todo de la vecina Idaho, donde se espera que pronto comience a regir una norma que prohíbe la mayoría de los abortos.

«Estamos contratando más gente», dijo Joanna Dennis-Cook, la administradora del Bend Health Center. En todo el oeste de Estados Unidos, muchas clínicas que realizan abortos en zonas rurales ya enfrentaban problemas para satisfacer una vasta región donde es difícil conseguir personal y donde las grandes distancias constituyen una barrera para las mujeres que consideran posibles abortos. Tan solo el estado de Oregón es más grande que el Reino Unido.

Algunas instalaciones de comunidades rurales de estados donde el aborto sigue siendo legal temen que los problemas que enfrentaban antes se agraven ahora que la Corte Suprema desconoció el derecho constitucional a la interrupción del embarazo y despejó el camino para que los estados prohíban o restrinjan significativamente ese procedimiento. Se anticipa que las mujeres donde suceda eso buscarán atención en otros estados.

Previendo una prohibición del aborto en Idaho, los legisladores de Oregón crearon este año un fondo de 15 millones de dólares para mejorar el acceso a los abortos.

El Northwest Abortion Access Fund (NWAAF), una organización sin fines de lucro que ayuda a los pacientes a costear los viajes y el procedimiento, recibirá pronto un millón de dólares. NWAAF lleva 20 años trabajando con la clínica de Bend.

Dennis-Cook dice que su clínica está ofreciendo entrenamiento adicional al personal y modificando los horarios de trabajo «para asegurarnos de que podemos recibir más pacientes». Antes de que la Corte Suprema anulase el fallo del caso Roe v. Wade que legalizó el aborto, un 20% de las mujeres de Estados Unidos tenían que viajar al menos 42 millas (67,5 kilómetros) para llegar a la clínica más cercana que ofrecía abortos, según información del 2014 analizada por el Guttmacher Institute, un centro de investigaciones que apoya el derecho al aborto, que publicó sus conclusiones en The Lancet Public Health.

En el este de Oregón, esa distancia puede alcanzar tranquilamente las 180 millas (290 km). A medida que más estados restringen el aborto, las distancias podrían seguir aumentando. Dennis-Cook dice que la clínica de Bend ha recibido pacientes incluso de Texas, que se encuentra a 2.800 kilómetros (1750 millas).

La clínica de Bend tiene seis consultorios y recibe unas 600 mujeres por mes. Es una instalación «pequeña», con «limitadas» posibilidades, señaló Dennis-Cook.

 

«Solo hacemos intervenciones en el primer trimestre», expresó. Agregó que la clínica no puede realizar intervenciones que requieran anestesia total, «No tenemos demasiadas enfermeras que puedan hacer ese tipo de cosas», explicó. Históricamente, a las clínicas pequeñas que realizan abortos en zonas rurales les cuesta mucho conseguir personal, incluidos médicos.

Al aumentar las solicitudes de fondos para viajar largas distancias, la NWAAF ya usó todo su presupuesto de este año, según Riley Keane, de Practical Support Lead.
«El año pasado distribuimos un millón de dólares entre una cosa y la otra», explicó Keane. Acotó que este año la organización podría «duplicar» esos gastos. La organización depende de donaciones individuales y el millón de dólares que recibirá representará «una gran diferencia», indicó.

Agregó que esta es la primera vez que reciben dinero del gobierno. Luego de que empezasen a proliferar leyes como una aprobada en Texas que permite demandar a las clínicas que realicen abortos, los gobernadores de Oregón, Washington y California se comprometieron a proteger a pacientes y médicos, y a combatir «la cooperación judicial y policial con investigaciones, averiguaciones y arrestos en otros estados».

Los tres gobernadores demócratas de esos estados dijeron que se negarán a «extraditar a personas que enfrentan cargos penales» por recibir o apoyar abortos en estados donde son legales.

Keane dijo que el NWAAF seguirá su trabajo por ahora. «Nuestros asesores legales no nos han dicho que tenemos que dejar de operar», aseguró.

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