Manifestantes indígenas marchan hacia la Basílica del Voto Nacional donde se celebraba el diálogo con el gobierno tras el paro y las protestas violentas de las últimas dos semanas, en el centro de Quito, Ecuador. Foto La Hora: Dolores Ochoa)/Ap.

 

Grupos de manifestantes incendiaron el miércoles dos estaciones de policía en el norte de Quito mientras el diálogo entre los indígenas y el gobierno sigue en punto muerto en medio de una huelga nacional de más de dos semanas caracterizada por violentas protestas. La policía confirmó que las unidades de vigilancia comunitaria de las gigantescas barriadas de Calderón y Carapungo, en el extremo norte quiteño, quedaron completamente destruidas luego del ataque con bombas incendiarias. Los agentes lograron huir a tiempo.

Durante la tarde y noche del martes decenas de indígenas que eran transportados en camiones circularon por el norte capitalino golpeando cuanto vehículo particular encontraban a su paso, a muchos de los cuales también les cortaron las llantas, mientras obligaban a los negocios a cerrar bajo amenaza.

«Exijo una vez más a la policía y al ejército encargados del orden público que nos protejan de éstos vándalos», publicó en Twitter el alcalde de Quito, Santiago Guarderas, junto a videos de los ataques.

Al mismo tiempo legisladores de la oposición, principalmente del partido Unión por la Esperanza vinculado con el ex mandatario Rafael Correa (2007-2017), fracasaron en su intento en la Asamblea de destituir al presidente Guillermo Lasso, a quien acusaban de la grave conmoción social y política.

Los disturbios se producen en el marco de un paro nacional decretado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas, la mayor de su tipo, en demanda de la reducción del precio de la gasolina de 2,45 a 2,10 dólares dólares el galón, mayor presupuesto para salud y educación y la fijación de precios de productos agropecuarios.

Los acercamientos entre el gobierno y los indígenas, que el lunes hacían prever una cercana solución, quedaron congelados luego del ataque de presuntos indígenas a un convoy militar que dejó un muerto y 12 uniformados heridos.

 

Las protestas se han caracterizado por férreos bloqueos de vías que impiden el paso de alimentos, combustibles e inclusive ambulancias. El primer efecto ha sido un notable desabastecimiento en algunas ciudades, donde los precios de los productos agrícolas se han duplicado o triplicado.

 

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