La vicepresidenta colombiana Francia Márquez denunció el martes un intento de atentado en su contra. Foto La Hora: Fernando Vergara/Ap.

 

Francia Márquez logró un hito al convertirse en la primera mujer afrodescendiente en llegar a la vicepresidencia en Colombia y la segunda en Latinoamérica después de Epsy Campbell, de Costa Rica. «Gracias a nuestros ancestros y ancestras», dijo en su primer discurso ante la vista de un país que, aunque abolió la esclavitud hace unos 170 años, aún busca eliminar de tajo el racismo. Junto a Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda electo en el país sudamericano, se propone luchar contra el racismo y los derechos de las mujeres.

Pero no es solo eso, Márquez a sus 40 años es también la primera líder social en llegar a la vicepresidencia, en un país en el que defender los derechos de una comunidad puede costar la vida. La estatal Defensoría del Pueblo reportó que en 2021 fueron asesinados 130. Ella misma ha sobrevivido a múltiples amenazas por denunciar la minería ilegal en su territorio y a un atentado con una granada en 2019.

«Es la primera vez que como ella los ha denominado «los nadie y las nadie» van a tener una representación real en Colombia, van a ser escuchados. No es lo mismo hablar de inclusión social cuando la vicepresidente es bogotana que cuando es una líder social de Cauca», dijo a The Associated Press Paola Montilla, doctora en Ciencia Política y docente de la Universidad Externado de Colombia.

Su origen es humilde, es madre soltera y víctima del conflicto interno colombiano. Sus raíces vienen de una comunidad afrodescendiente de Suárez, ubicada al suroeste del país, en uno de los departamentos que más ha sufrido la violencia en Colombia: el Cauca.

Su lema «Soy porque somos» representa su idea del colectivo que la llevó en 2014 a liderar la «Marcha de los turbantes» en la que un grupo de mujeres le exigieron al gobierno la titulación de sus tierras. En Colombia, el 6% de la población se autodenomina afrocolombianas, según las estadísticas oficiales. La población más numerosa está en el Valle del Cauca, cuya capital es Cali.

Para Vivian Tibaque, una gestora comunitaria que apoyó a Francia durante la campaña, su figura representa a las mujeres más pobres y al tiempo más empoderadas de Colombia. «Todas las que estamos militando con Francia creemos en ese poder que tiene lo femenino.

Ya basta de violencia patriarcal, las mujeres también podemos estar generando esa incidencia y defendiendo los derechos políticos como lo ha hecho Francia», dijo a la AP.
En el 2018, Márquez ganó el prestigioso premio Goldman por su defensa al medio ambiente y en contra de la minería ilegal. «Vamos a cambiar el modelo económico de muerte, para darnos paso a un modelo económico que garantice la vida», dijo cuando recibió el galardón considerado el «Nobel ambiental».

Márquez ha remado contra la corriente toda su vida. Cuando tenía 16 años quedó embarazada y se convirtió en madre soltera, dejando a un lado sus estudios y trabajando en una mina de oro. Luego, para buscar mejor sustento para su familia, aceptó ser empleada doméstica. Pese a las condiciones económicas, fue paso a paso y consiguió graduarse hace dos años como abogada.

El exrebelde Gustavo Petro y su compañera de fórmula, Francia Márquez, celebran ante simpatizantes tras ganar las elecciones. Foto La Hora: Fernando Vergara/Ap.

Desde la vicepresidencia, Márquez lideraría el Ministerio de la Igualdad, una nueva cartera que buscaría articular las políticas dirigidas a las mujeres, las diversidades de género y étnicas en Colombia. Para la analista Montilla este será un paso importante en la búsqueda del cierre de brechas siempre que cuente con el presupuesto suficiente y la capacidad de ejecución.

Márquez se convirtió en una sorpresa política durante las elecciones luego de obtener una alta votación en las primarias presidenciales en las que se escogieron los candidatos definitivos para enfrentarse en la primera vuelta. Sin experiencia en cargos públicos, logró en ese entonces más de 785.000 votos superando a otros políticos más experimentados.

Su figura tomó fuerza y se convirtió en la fórmula vicepresidencial de Petro. Su presencia en el certamen electoral sacó a la luz el racismo al recibir numerosas críticas por su color de piel y le valió nuevas amenazas de muerte, por lo que tenía que ser resguardada con escudos y un grupo de escoltas cuando salía a las plazas públicas.

 

«Logramos un gobierno del pueblo, un gobierno popular, el gobierno de la gente de las manos callosas, de la gente de a pie, de los nadies y las nadies de Colombia», celebró Márquez al convertirse en la vicepresidenta electa.

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