Ricardo Alcides Avila, de 25 años, murió este domingo en un hospital. Foto La Hora/C-Libre

Un periodista murió este domingo en Honduras días después de haber sido herido de bala, siendo el cuarto comunicador asesinado en lo que va del año y el número 97 desde 2001, denunció una organización defensora de la libertad de expresión.

La directora ejecutiva del Comité por la Libertad de Expresión (C-Libre), Amada Ponce, dijo a la AFP que «Ricardo Alcides Avila, de 25 años, murió» en un hospital de Tegucigalpa, luego de ser baleado en la cabeza el miércoles por desconocidos en el sur del país.

Ponce indicó que Avila era periodista y camarógrafo del canal de televisión y radio Metro de la ciudad de Choluteca, 85 km al sur de la capital.

«En la mañana del 26 de mayo, él se trasladaba desde su casa, en la comunidad de Santa Cruz, hacia su trabajo, en Choluteca, y ahí fue interceptado por desconocidos que le hicieron un disparo a muy poca distancia», relató.

Avila fue trasladado a un hospital capitalino. Horas después la policía sostuvo que se había tratado de un asalto de delincuencia común.

«C-Libre ha logrado confirmar que no se trató de un asalto. En la escena se encontró la mochila del joven con 9.000 lempiras (unos 367 dólares), su teléfono celular, sus documentos personales, llaves y la motocicleta (en que se transportaba), completamente ilesa», añadió.

Para C-Libre, el asesinato «es por el trabajo que realizaba Ricardo (…) ligado a los movimientos sociales» de la zona sur del país, subrayó.

 

Destacó que C-Libre ha emitido alertas de amenazas frecuentes que recibe personal del canal y radio Metro por su línea editorial.

Ponce denunció que cuatro periodistas fueron asesinados en lo que va del año y que desde 2001, un total de 97 comunicadores, propietarios y empleados de medios de comunicación murieron en forma violenta en el país centroamericano, uno de los más peligrosos para el ejercicio del periodismo en América latina.

En un comunicado sobre la muerte de Avila, C-Libre demandó que «el Ministerio Público cuente con un protocolo de investigaciones de muertes violentas de periodistas y comunicadores sociales».

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