Rusia reanudó la destrucción de un complejo acerero en Mariúpol que se ha convertido en el último bastión de resistencia en la ciudad, informaron soldados ucranianos el lunes, después de un breve cese del fuego durante el fin de semana que permitió las primeras evacuaciones de civiles que se resguardaban en la planta.
Más de 100 personas, incluyendo ancianas y mujeres con hijos pequeños, salieron el domingo de la destruida planta de Azovstal y partieron en autobuses y ambulancias hacia la ciudad de Zaporiyia, la cual se encuentra bajo control de Ucrania y se ubica a unos 230 kilómetros (140 millas) al noroeste, según las autoridades y videos publicados por ambas partes.
El vicealcalde de Mariúpol, Sergei Orlov, dijo a la cadena BBC que los evacuados probablemente no lleguen a Zaporiyia el lunes, como se esperaba. Las autoridades no explicaron las causas de la demora. Algunos de los civiles fueron llevados aparentemente a una localidad bajo control de separatistas prorrusos. El ejército de Rusia dijo que algunos eligieron permanecer en zonas separatistas, mientras que decenas más partieron rumbo a territorio controlado por Ucrania.
Ucrania ha acusado en ocasiones anteriores a las tropas de Moscú de llevar civiles en contra de su voluntad hacia Rusia o a regiones controladas por los rusos, señalamientos que el Kremlin rechaza. Los ataques aéreos, de tanques y buques rusos sobre el enorme complejo se intensificaron nuevamente después de la evacuación parcial, informó el Batallón de Azov, que defiende la planta, a través de un mensaje en Telegram.
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— Diario La Hora (@lahoragt) May 2, 2022
Orlov aseguró que se llevan a cabo negociaciones de alto nivel entre Rusia, Ucrania y organismos internacionales para evacuar a más personas.
En caso de que la evacuación de la siderúrgica sea exitosa, representaría un inusual progreso en la reducción de pérdidas humanas luego de casi 10 semanas de guerra, las cuales han sido particularmente crueles con Mariúpol. Los intentos previos de establecer corredores para salir de la ciudad portuaria del sur del país han fracasado, y las autoridades ucranianas han acusado a las fuerzas rusas de atacar las rutas acordadas.
Antes de la evacuación del fin de semana, la cual contó con la supervisión de Naciones Unidas y la Cruz Roja, se creía que alrededor de 1.000 civiles se resguardaban en el complejo junto con cerca de 2.000 soldados ucranianos. Rusia ha exigido la rendición de los combatientes ucranianos, los cuales se han rehusado.
En total, alrededor de 100.000 personas aún continúan en Mariúpol, una ciudad que tenía más de 400.000 habitantes antes de la guerra. Las fuerzas rusas han convertido en escombros buena parte de la ciudad, dejando a civiles atrapados con poca comida, agua, calefacción o medicamentos.
Algunos residentes de Mariúpol salieron de la ciudad por sus propios medios, principalmente conduciendo vehículos privados. Mientras caía la tarde, un residente de Mariúpol, Yaroslav Dmytryshyn, llegó a un centro de recepción en Zaporiyia a bordo de un automóvil con el asiento trasero repleto de jóvenes y dos letreros pegados en la ventana trasera: «Niños» y «Pequeños».
«No puedo creer que hayamos sobrevivido», dijo, luciendo agotado pero de buen ánimo luego de llegar a salvo tras dos días de trayecto. «Ya no existe Mariúpol», comentó. «Alguien necesita reconstruirla, y se necesitarán millones de toneladas de oro». Dijo que vivían del otro lado de las vías del tren que pasan frente a la planta metalúrgica. «Arruinada», aseguró. «La fábrica está completamente destruida».
Anastasiia Dembytska, quien aprovechó el cese del fuego para escapar junto con su hija, su sobrino y su perro, dijo que su familia sobrevivió cocinando en una estufa improvisada y bebiendo agua de un pozo. Indicó que desde su ventana podía verse la siderúrgica, cuando se atrevía a asomarse.
«Podíamos ver como volaban los cohetes» y las nubes de humo sobre la planta, narró.
Debido a que la mayor parte de Mariúpol se encuentra en ruinas, la mayoría de la docena de batallones rusos que habían patrullado la ciudad se han movilizado al norte hacia otros frentes de batalla en el este de Ucrania, según un alto funcionario de Defensa de Estados Unidos, que habló bajo condición de anonimato a fin de describir la evaluación del Pentágono.