El número de contagios y decesos por coronavirus bajó en todo el mundo en la última semana, a excepción de en el Pacífico Occidental, dijo la Organización Mundial de la Salud el miércoles.
En su último reporte semanal sobre la pandemia, la agencia de salud de Naciones Unidas apuntó que las nuevas infecciones por COVID-19 cayeron un 5% en los últimos siete días, continuando con la tendencia a la baja que comenzó hace más de un mes. Los fallecimientos se redujeron en un 8% y, a nivel global, acumulan dos semanas de descenso.
Solo en el Pacífico Occidental han repuntado los casos, con un incremento del 46%. En la última semana, Hong Kong ha reportado alrededor de 150 decesos diarios, la peor tasa de mortalidad por millón de habitantes, según los datos de la Universidad de Oxford.
La variante ómicron, más contagiosa que sus predecesoras, ha desbordado recientemente la ciudad semiautónoma china, donde provocó cuarentenas masivas, compras de pánico en supermercados y la saturación de las morgues, lo que obligó a las autoridades a almacenar algunos cadáveres en contenedores de mercancías refrigerados.
En otros lugares, la incidencia del COVID-19 está cayendo de forma significativa. Los mayores descensos se registraron en Oriente Medio y África, donde las infecciones bajaron un 46% y un 40%, respectivamente.
«La levedad de la ola de ómicron, su escaso número de muertes y el hecho de que está desapareciendo rápidamente, ha creado la impresión generalizada de que el COVID-19 se ha terminado», dijo Salim Abdool Karim, de la Universidad de KwaZulu-Natal en Sudáfrica. Apuntó que, aunque no está claro cuándo acabará la pandemia, la baja mortalidad durante el repunte de esta variante era sorprendente.
Muchos científicos dicen que se debe a los programas de refuerzo de la vacunación desarrollados en numerosos países ricos, que han roto la conexión entre la infección por COVID-19 y una enfermedad grave.
A principios de semana, un grupo de expertos reunido por la OMS dijo que «apoya firmemente el acceso urgente y generalizado» a las dosis de refuerzo de la vacuna contra el COVID-19 en medio de la propagación de la ómicron por todo el mundo, un cambio de rumbo con respecto a la reiterada insistencia de la agencia en que la administración de dosis adicionales no era necesaria en el caso de las personas sanas.