Mientras México está inmerso en un aumento de casos de coronavirus y se multiplican las filas para hacerse pruebas, el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó el lunes que la nueva variante provoca una enfermedad más leve, un “covidcito” y les dijo a sus compatriotas que si tienen síntomas asuman que tienen COVID-19.
El número de casos confirmados en México aumentó un 186% la semana pasada pero las autoridades insisten en que no hay que alarmarse porque las hospitalizaciones y las muertes no han aumentado al mismo ritmo. Además, llevan días subrayando la importancia de que todo aquel que no se haya vacunado lo haga, ya que es clave para que los efectos de la enfermedad sean menos severos. El 88% de los adultos mexicanos ya están vacunados y las autoridades están acelerando ahora la aplicación de la tercera dosis.
No obstante, los expertos recordaron que tanto la ocupación hospitalaria como los fallecimientos son dos indicadores que pueden no aparecer durante semanas y recién detectarse después del pico de infecciones.
López Obrador reconoció el lunes que había amanecido ronco y que se realizaría una prueba. «Pero yo creo que es gripe”, indicó.
En cualquier caso, señaló, los mexicanos con síntomas deberían quedarse en casa, tomar paracetamol y aislarse en lugar de salir y tratar de hacerse una prueba.
Desde Navidad, las farmacias privadas y los centros públicos de pruebas que hay disponibles se han visto abrumados por largas filas por lo que las autoridades están recomendando el aislamiento cuando haya síntomas y, en el caso de Ciudad de México, que se contacten con las líneas telefónicas habilitadas a tal fin para tener un seguimiento médico.
La administración de López Obrador ha sido reticente a hacer pruebas masivas desde el inicio de la pandemia y ahora hizo un llamamiento a las empresas para que no exijan test a sus empleados.
México superó las 300.000 muertes por coronavirus confirmadas por pruebas la semana pasada, pero se realizan tan pocas en el país de 126 millones que una revisión del gobierno de los certificados de defunción sitúa el número real en casi 460.000.