Millones de venezolanos votarán el domingo en elecciones estatales y municipales en las que no está en juego la legitimidad del presidente Nicolás Maduro pero para muchos se someterá a prueba tanto a las autoridades como al sistema electoral de Venezuela, desacreditado por la inhabilitación de partidos y algunos de los candidatos opositores más populares.
A su vez los comicios podrían marcar el surgimiento de nuevos liderazgos opositores, consolidar otros y trazar las líneas a seguir por los adversarios de Maduro, que llegan a la votación diezmados por las fracturas internas derivadas de sus fallidos intentos para desalojar del poder a los herederos del fallecido presidente Hugo Chávez, que dominan la escena política desde 1999.
También contribuyó a minar la unidad opositora la confrontación de posturas para lograr ese fin, desde hacer uso de la fuerza hasta insistir en el cambio político por la vía electoral.
A continuación un panorama de los antecedentes, escenarios y posibles repercusiones de los comicios del domingo:
¿QUIÉNES SON LOS FAVORITOS?
El oficialismo -que controla casi todas las instituciones, alcaldías, gobernaciones y la Asamblea Nacional- es el favorito para conquistar la mayoría de los 3.082 cargos a elegir, entre ellos 23 gobernadores, 335 alcaldes y varios miles de escaños en legislativos estatales y municipales. En su mejor momento la oposición conquisto seis gobernaciones y 76 alcaldías en 2008 y 2013, respectivamente.
¿QUÉ DEBERÍA OCURRIR PARA CONSIDERAR QUE LOS COMICIOS FUERON EXITOSOS?
El éxito o fracaso dependerá de la participación. En el caso de superar el 50% evidenciaría que se logró convocar más personas de las esperadas dado el negativo clima electoral existente. Históricamente en los comicios estatales y municipales, la abstención ha sido alta, con un techo que ha rondado el 70%.
UNA MAYOR PARTICIPACIÓN, ¿PUEDE TRADUCIRSE EN UN TRIUNFO SIGNIFICATIVO A FAVOR DE LA OPOSICIÓN?
Una mayor cantidad de votos difícilmente se verá reflejada en los cargos obtenidos por parte de la oposición, esencialmente porque el voto a favor de los adversarios del gobierno se dispersa entre varias opciones.
En consecuencia, hay gobernaciones y alcaldías que la oposición podría perder por la dispersión del voto entre diferentes fuerzas. Incluso las candidaturas de disidentes del propio oficialismo podrían restar votos a los adversarios tradicionales del gobierno.
Esto vaticina una estrecha lucha por el segundo lugar en la mayoría de las circunscripciones electorales del país.
“Lo que vamos a ver es una pelea por el segundo lugar porque el segundo lugar va a significar, simbólicamente, cuál es la oposición a la que se debe parar más», eso dejará en evidencia quién es “la segunda fuerza” del país y qué segmento de la oposición la representa”, dijo el académico venezolano Félix Seijas, director de la firma de estudios de investigación estadística Delphos.
¿QUÉ NO ESTA EN JUEGO EN LOS COMICIOS?
No está en juego la legitimidad del presidente Maduro. La elección no tiene que ver absolutamente con la permanencia o no del mandatario socialista en el poder. Su período presidencial concluye en 2025.
A NIVEL EXTERNO, ¿PODRÍA TENER IMPACTO POSITIVO EL PROCESO ELECTORAL?
Eso espera Maduro como parte de sus esfuerzos para que sean levantadas las sanciones internacionales que pesan sobre su administración. Entre las concesiones hechas por el gobierno para promover las elecciones destaca dejar de lado procesos judiciales contra numerosos dirigentes opositores, lo que facilitó el regreso al país de varios exdiputados que ahora son candidatos y que en su momento se exiliaron tras ser acusados de intentar derrocarlo.
¿CUÁNDO LA OPOSICIÓN DECIDIÓ RETOMAR LA SENDA ELECTORAL?
Los principales partidos opositores -que desde 2017 habían boicoteado los procesos electorales alegando que no existían condiciones idóneas- confirmaron en agosto su participación después de quedar virtualmente borrados del panorama político. En anteriores comicios apenas lograron un puñado de cargos de elección popular.
La oposición lucha por recuperar el respaldo popular y su importancia en momentos en que Maduro enfrenta las sanciones de Estados Unidos y cuando casi seis millones de venezolanos han dejado el país azotado por la crisis.
La decisión de participar de los principales partidos opositores, muchos de ellos aún inhabilitados, llegó también después de meses de diálogos tras bastidores que desarrollaron con altos funcionarios del gobierno de Maduro, inicialmente entre los aliados del excandidato presidencial opositor Henrique Capriles. Ese diálogo desembocó en la designación por la Asamblea Nacional, con abrumadora mayoría oficialista, de la nueva directiva del Consejo Nacional Electoral (CNE), donde dos de sus cinco miembros son reconocidos opositores, incluido un activista que estuvo preso acusado de participar en supuestas acciones para desestabilizar al gobierno.
Es la primera vez desde 2005 que la oposición venezolana tiene dos miembros en el directorio del CNE.
DIÁLOGOS EN MÉXICO REIMPULSARON LA PARTICIPACIÓN ELECTORAL
Adicionalmente el regreso de muchos dirigentes opositores a la senda electoral terminó por allanarse en el marco de los ahora suspendidos diálogos en México.
En los nuevos diálogos, a semejanza de las truncas conversaciones de 2019, el reino de Noruega funge como facilitador, mientras que Rusia y los Países Bajos se incorporaron como “países acompañantes” de las delegaciones oficialistas y representantes de la oposición liderada por Juan Guaidó, al que Estados Unidos y varias decenas de países reconocieron como presidente interino de Venezuela por considerar que Maduro fue elegido en 2018 en unas elecciones fraudulentas.
Se espera que las conversaciones en México -suspendidas unilateralmente por el oficialismo en protesta por la extradición del empresario Alex Saab, uno de sus aliados, desde Cabo Verde a Estados Unidos- se reanuden tras las elecciones.
REGRESO DE LA OBSERVACIÓN ELECTORAL DE LA UNIÓN EUROPEA
Como parte de los esfuerzos de las nuevas autoridades electorales para despejar las dudas sobre el proceso de votación, los comicios del domingo serán monitoreados por organismos independientes, una añeja exigencia de los adversarios del gobierno. Muchos dudan de la imparcialidad del CNE, acusado incluso de fijar las fechas de las elecciones y sus condiciones para que se ajusten a los objetivos políticos del Ejecutivo.
La Unión Europea, motivada por los diálogos en México, aceptó la invitación de las autoridades venezolanas y envió observadores para monitorear la campaña electoral y las próximas elecciones. La UE, que el año pasado no reconoció los comicios legislativos, no participaba de un proceso electoral venezolano desde 2006.
La misión europea realizará una evaluación técnica independiente de todo el proceso electoral y dará recomendaciones para futuros comicios.
En el país además participan un panel de expertos de Naciones Unidas y seis del Centro Carter, con sede en Atlanta.