Centenares de iraquíes tomaron un vuelo el jueves a casa desde Bielorrusia, abandonando sus esperanzas de llegar a la Unión Europea luego de más de una semana de tensiones en la frontera oriental del bloque, donde cientos de migrantes quedaron varados.
Mientras tanto, los medios estatales bielorrusos informaron que no quedaban más migrantes en los campamentos improvisados cerca de la frontera con Polonia después de que las autoridades abrieron un almacén con calefacción para que se refugiaran del frío. No fue posible verificar esta versión por el momento.
Desde el 8 de noviembre, unas 2.000 personas, en su mayoría de Medio Oriente, quedaron varadas en Bielorrusia en un cruce fronterizo con Polonia, atrapadas entre las fuerzas de los dos países. Al menos 12 personas han muerto en el área en las últimas semanas, incluido un niño de 1 año cuya muerte fue reportada el jueves por una organización humanitaria polaca.
La mayoría de los migrantes huyen del conflicto o la desesperanza en su país y aspiran a llegar a Alemania o a otros países de Europa Occidental, pero Polonia no quería dejarlos entrar y Bielorrusia no quería que regresaran a la capital, Minsk, o que se establecieran en alguna otra parte del país.
Occidente ha acusado al presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, de atraer a los migrantes a la frontera para utilizarlos como peones y desestabilizar el bloque de 27 países en represalia por sus sanciones sobre el régimen autoritario del mandatario. Bielorrusia niega haber orquestado la crisis. Desde principios del verano, grupos de migrantes han llegado a Bielorrusia y tratado de cruzar a Polonia, Lituania y Letonia.
En medio de la tensión, un total de 430 iraquíes se registraron para los vuelos de regreso a su país, según el cónsul iraquí en Rusia, Majid al-Kilani. Un total de 374 abordaron un vuelo que salió el jueves por la tarde, informó la portavoz de Lukashenko, Natalya Eismont. El vuelo haría dos escalas, una en la ciudad de Erbil y otra en la capital iraquí de Bagdad.
Otras personas se trasladaron a un almacén cercano, creado por Bielorrusia como refugio temporal, donde se les ofreció un espacio con calefacción, colchonetas, agua, comida caliente y asistencia médica. Eso no dejó a nadie en los campamentos fronterizos, informó el jueves la agencia estatal Belta.
Sin embargo, Eismont, la portavoz de Lukashenko, dijo que hasta 7.000 migrantes en total permanecen en el país.
Polonia ha adoptado una postura dura contra la entrada ilegal de personas y reforzado su frontera con militares y policía antimotines, mientras prepara la colocación de una alta barrera de acero. En general, la estrategia polaca ha sido bien recibida por otros países de la UE, que quieren impedir otro gran movimiento migratorio.