NUEVA ORLEANS/AP
Ante la previsión de que gran parte de Nueva Orleans recupere el suministro eléctrico la próxima semana, la alcaldesa LaToya Cantrell animó a los residentes que se marcharon antes de la llegada del huracán Ida a regresar sus casas. Pero fuera de la ciudad, las previsiones eran más sombrías, sin fecha exacta para la vuelta de la luz y con viviendas y negocios en ruinas.
Seis días después del paso de Ida, las partes más afectadas de Luisiana seguían luchando para recuperar algún atisbo de normalidad. Incluso en las afueras de Nueva Orleans, la falta continuada de electricidad hizo que el bochornoso final del verano fuese más dificil de soportar y agravó los problemas. Las autoridades de Luisiana buscaban el viernes a un hombre que disparó y mató a otro mientras esperaban en una larga fila en una gasolinera en un suburbio.
A partir del sábado, la ciudad ofrecerá transporte a cualquier residente que quiera salir de la ciudad y marcharse a un refugio público, explicó Cantrell. Además, ya se comenzó a trasladar a algunos internos en centros de mayores.
El panorama era poco prometedor al sur y al oeste de la cuiudad, donde Ida golpeó con más fuerza. La policía de la parroquia a Lafourche advirtió a los residentes de la complicada situación que les espera si regresan: no hay luz ni agua corriente, la cobertura móvil escasea y casi no hay gasolina.
El presidente Joe Biden inspeccionó el viernes los daños en algunas de esas zonas y visitó un vecindario en LaPlace, una comunidad entre el río Mississippi y el lago Pontchartrain que registró catastróficos vientos y aguaceros que arrancaron tejados y anegaron viviendas.
Las autoridades atribuyeron al huracán al menos 14 decesos registrados en Luisiana, Mississippi y Alabama, incluyendo los de tres internos de un centro de mayores que fueron evacuados, junto a cientos de residentes más, a un almacén en Luisiana antes del paso de Ida. Las autoridades de salud estatales abrieron una investigación sobre esas muertes y una cuarta en otro almacén en la parroquia de Tangipahoa, donde dicen que las condiciones son cada vez más insalubres e inseguras.
El departamento reportó un fallecimiento más el viernes, el de un hombre de 59 años intoxicado con monóxido de carbono de un generador que se cree que estaba funcionando en el interior de su casa. Varias de las muertes registradas después de la tormenta tuvieron una causa similar.
Más de 800.000 viviendas y negocios seguían sin electricidad el viernes en el sureste de Luisiana, según la Comisión de Servicio Público. Esto es alrededor del 36% de todos los clientes del estado, pero menos que los cerca de 1.1 millones de personas afectadas tras la llegada del meteoro el domingo con vientos de hasta 230 km/h (150 mph).