En esta fotografía de archivo, un hombre toma una vista de Emerald Bay cerca de South Lake Tahoe, California. Foto La Hora/AP/Rich Pedroncelli.

Al regresar los vientos esta semana, el incendio Caldor superó la cresta de la Sierra y se acercaba al extremo sur del lago Tahoe. Más que otros incendios en Estados Unidos, éste tiene repercusiones en el mundo. Tahoe es un destino internacional, un glorioso telón de fondos a las bodas.

Las postales de Emerald Bay son tan emblemáticas de California como el célebre puente Golden Gate.

Pero Tahoe y las crestas de granito y los bosques y ríos que lo rodean es más que eso. Millones en el norte de California lo conocen como su propio patio trasero: está a menos de dos horas del área metropolitana de Sacramento habitada por 2,5 millones de personas, y a una hora más (si el tráfico lo permite) del área de la bahía de San Francisco.

Antes de superar la Sierra en la cumbre Echo, las llamas habían destruido cientos de viviendas en su punto de origen en las estribaciones y arrasado decenas de miles de hectáreas (acres) boscosas a lo largo de la carretera 50, una de las dos rutas principales entre Sacramento y el lago Tahoe.

En un verano típico, la amplia franja devastada por el incendio Caldor a través del bosque nacional Eldorado estaría poblada de excursionistas a pie o en bicicleta, campistas y kayakistas. Las cabañas para vacaciones en el brazo sur del río American, muchas de las cuales han quedado reducidas a cenizas, estarían ocupadas por familias de Sacramento, San Francisco y más allá. Las cabañas similares en las afueras de South Lake Tahoe aguardan su destino en medio de las advertencias con banderas rojas.

La que corre mayor peligro es South Lake Tahoe, la ciudad de 22.000 habitantes sobre la frontera entre California y Nevada que está directamente en el camino del incendio Caldor.

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