Kentucky y Texas se unieron a una creciente lista de estados que han rebasado sus propios récords de hospitalizaciones de pacientes con COVID-19 en una oleada que está rebasando la capacidad de atención de médicos y personal de enfermería, y afecta cada vez a más niños.
Las unidades de cuidados intensivos del país están llenas de pacientes extremadamente enfermos de coronavirus, incluso en lugares donde las hospitalizaciones aún no han alcanzado sus picos anteriores.
El hospital Phoebe Putney Memorial en Georgia tiene habitualmente capacidad para 38 pacientes en sus unidades de cuidados intensivos, y los médicos y el personal de enfermería solían atender a dos o tres personas muy enfermas, señaló el doctor Jyotir Mehta, director médico de ese pabellón. El miércoles, había en las unidades de cuidados intensivos 50 pacientes con COVID-19 y casi la mitad de ellos estaban conectados a respiradores artificiales.
«No me parece que hubiéramos experimentado tantos casos críticos, muchísimas personas enfermas al mismo tiempo», declaró Mehta.
Señaló que es difícil conversar con los familiares de los pacientes. «Se aferran a cualquier esperanza, por más mínima que sea, e intentas decirles ‘miren, la situación es mala'», afirmó. «Tienes que decirles que sus seres queridos no van a sobrevivir».
En Nuevo México, las principales autoridades sanitarias advirtieron el miércoles que el estado está a una semana de racionar la atención médica. El número de pacientes con coronavirus que necesitan atención en hospitales aumentó más de 20% en un solo día.
«Vamos a tener que decidir quién recibe atención y quién no», dijo el secretario de Salud y Servicios Humanos de la entidad, David Scrase. «No queremos llegar a ese punto».
En Idaho, las autoridades estatales exhortaron a la población a ofrecerse como voluntarios para mantener las instalaciones médicas en operaciones.
Texas y Kentucky reportaron el miércoles más pacientes con COVID-19 en sus hospitales que en cualquier otro punto desde que comenzó la pandemia, 14,255 y 2,074, respectivamente. El máximo histórico de pacientes en Texas se basa en las estadísticas del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS por sus siglas en inglés).
Por lo menos otros seis estados—Arkansas, Florida, Luisiana, Hawai, Mississippi y Oregon— ya sobrepasaron sus récords previos de hospitalizaciones.
En Texas, casi 47% de la población está totalmente vacunada —por abajo de la media nacional de casi 52%— y el gobernador republicano Greg Abbott se rehúsa e emitir órdenes de uso de mascarillas y vacunas. Muchos condados y distritos escolares han desafiado la postura de Abbot y dispuesto el uso obligatorio de barbijos.
En Kentucky, poco menos del 48% de la población está totalmente vacunada, y las autoridades sanitarias han atribuido el nuevo aumento de contagios al rezago en las inoculaciones. Las restricciones que impuso el gobernador demócrata Andy Beshear expiraron en junio, y la legislatura, de mayoría republicana, le ha impedido emitir nuevas disposiciones sobre el uso de barbijos o restricciones al aforo en espacios cerrados.
A nivel nacional, se reportan más de 1,00 decesos diarios por COVID-19, el nivel más alto desde mediados de marzo, y las nuevas infecciones alcanzan un promedio diario de 152,000, cifras comparables a las vistas a finales de enero. Esta semana, las personas hospitalizadas con coronavirus ascendían más o menos a 85,000, un nivel que no se registraba desde principios de febrero.
El aumento de casos se debe principalmente a la variante delta altamente contagiosa entre personas no vacunadas. En las zonas donde las tasas de vacunación son particularmente bajas, los médicos han solicitado a sus comunidades que se inoculen para evitar la saturación de hospitales.
Los médicos también han advertido sobre el aumento de casos de la variante entre niños y adultos jóvenes.