En esta foto distribuida por Blue Origin, izquierda a derecha: Mark Bezos, hermano de Jeff Bezos; Jeff Bezos, fundador de Amazon y la empresa de turismo espacial Blue Origin; el holandés Oliver Daemen, y la pionera de la aviación Wally Funk. Foto: La Hora/AP

VAN HORN, Texas, EE.UU./AP

Jeff Bezos llegó el martes al espacio en el primer vuelo de su empresa de turismo espacial con gente a bordo.

El fundador de Blue Origin además de Amazon es ahora el segundo multimillonario que viaja en su propio cohete. Partió al espacio desde el oeste de Texas junto con su hermano, un adolescente holandés y una pionera de la aviación de 82 años: las personas más joven y más vieja que abandonan el planeta.

El cohete New Shepard de Blue Origin remontó vuelo con su grupo ecléctico de pasajeros en el 52do aniversario del alunizaje de Apolo 11.

Bezos apunta a una altura de 106 kilómetros (66 millas), unos 16 kilómetros (10 millas) más que el vuelo de Richard Branson el 11 de julio.

La capsula es totalmente automática, lo que evita la necesidad de llevar personal entrenado para el breve vuelo. El cohete Virgin Galactic de Branson requiere dos pilotos.

Los cohetes New Shepard han realizado 15 vuelos de prueba no tripulados desde 2015. Si concluye con éxito, Blue Origin planea dos viajes tripulados más este año.

La empresa aún no vende pasajes al público. Los viajeros en los próximos vuelos serán los participantes en la subasta de 28 millones de dólares del mes pasado para obras de beneficencia. El ganador desconocido se retiró el vuelo del martes debido a un problema de horarios, y su plaza quedó para Oliver Daemen, un estudiante universitario holandés cuyo padre fue uno de los postores.

También viajan Mark, hermano menor de Bezos, y Wally Funk, una de 13 pilotos que se entrenaron a principios de los años 60 para el proyecto Mercury de la NASA pero no fueron aceptadas por ser mujeres.

No todos en la remota población desértica de Van Horn estaban encantados con el drama que se desarrollaba 40 kilómetros (25 millas) al norte.

“Es un lujo reservado a los ricos”, dijo Jesús Ramíres, dueño de una pozzería. Planeaba observar el lanzamiento desde el patio de su restaurante mientras sorbía un café.

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