El mundo volvió a condenar hoy el embargo a Cuba, mientras Estados Unidos siguió defendiéndolo.
Con su voto en contra de una resolución anual de condena al embargo en la Asamblea General de Naciones Unidas, el gobierno del demócrata Joe Biden mostró que no ha suavizado su política hacia la isla y sigue la misma línea dura de la administración de Donald Trump, quien endureció el bloqueo.
De los 193 países que conforman la Asamblea, 184 votaron a favor de la resolución mientras que Israel votó junto a Estados Unidos en contra. Tres países -Colombia, Ucrania y Brasil- se abstuvieron. Cuatro países -República Central Africana, Moldova, Myanmar y Somalia- no votaron.
La resolución se vota cada año en la ONU para desaprobar las medidas impuestas por Washington a fin de presionar un cambio de sistema político y social en la isla tras la llegada de Fidel Castro al poder. La votación se hace desde 1992 y no tiene carácter vinculante, por lo que Estados Unidos puede hacer caso omiso de la opinión del resto de los países.
Antes del voto, el coordinador de política de la misión de Estados Unidos ante la ONU, Rodney Hunter, dijo que las sanciones impuestas a países son una forma legítima de llevar a cabo política exterior, temas de seguridad nacional y otros objetivos.
“Estados Unidos no está solo en esta opinión o en esta práctica. Las sanciones son un solo grupo de herramientas en nuestro esfuerzo más amplio hacia Cuba para que progrese la democracia, se respeten los derechos humanos y se ayude al pueblo cubano a ejercer las libertades fundamentales escritas en la Declaración Universal de Derechos Humanos,” dijo Hunter. “Entonces, nosotros nos oponemos a esta resolución”.
Por su parte, el canciller cubano Bruno Rodríguez dijo en su discurso que, al igual que el COVID-19, el bloqueo “asfixia y mata y debe cesar” y criticó con dureza el endurecimiento del embargo que impulsó Trump a través de 243 “medidas coercitivas unilaterales”.
“Todas estas medidas se mantienen hoy vigentes y en completa aplicación práctica y, paradójicamente, van conformando la conducta del actual gobierno estadounidense,” dijo el canciller cubano.
“La plataforma de campaña del Partido Demócrata prometía a los electores revertir rápidamente las acciones tomadas por el gobierno de Donald Trump, en particular la eliminación de las restricciones a los viajes a Cuba, las remesas y el cumplimiento de los acuerdos migratorios bilaterales, incluyendo los visados,” siguió Rodríguez.
“Algunos culpan de esta perniciosa inercia a las ambiciones electorales asociadas a la Florida o a los equilibrios, nada transparentes, de las élites políticas y legislativas,” dijo. “¿Qué pensarán de lo que ocurre quienes votaron por el Presidente Joseph Biden?”
En 2016, bajo la presidencia de Barack Obama, Estados Unidos se abstuvo por primera vez en 25 años de votar en contra de la resolución. En esos momentos había un acercamiento entre ambos países que ya ha quedado atrás.
En 2020 la Asamblea General no realizó el voto contra el embargo debido a la pandemia de COVID-19.
Las autoridades cubanas han dicho que las pérdidas ocasionadas por las sanciones de Estados Unidos alcanzaron los 9.157 millones de dólares entre abril de 2019 y diciembre de 2020.
La cifra es astronómica para un país pequeño y que atraviesa una dura crisis económica agudizada por las medidas de Washington. Mercancías cuyo nivel de producción son bajos en la isla tal como alimentos -harinas, pollo, leche en polvo- o insumos deben importados al doble de su precio pues no pueden adquirirse en el vecino país. Además, Cuba no puede exportar sus productos a Estados Unidos ni usar dólares.
La administración de Trump arreció el embargo con medidas que van desde la suspensión de cruceros y envíos de remesas y restricciones de viajes, pasando por recortes de la atención consular a la isla o abrir la persecución a los barcos con combustible que la isla compra.
Además abrió la posibilidad de que personas lleven a los tribunales a empresas de terceros países que se atrevan a invertir u operar con Cuba e impuso multas a bancos internacionales que aceptaron dinero de la nación caribeña.
El argumento de Trump es que el gobierno cubano viola los derechos humanos de los ciudadanos. En el día a día esto se traduce en largas colas para el abastecimiento de la población y ocasionalmente de carros para cargar combustible, mercado negro de productos y aumentos de precios.
Durante su campaña electoral, Biden dijo que desarticularía algunas de esas medidas para volver a la política de diálogo iniciada por Obama, pero hasta ahora no hubo cambios.
Hunter también dijo el miércoles que su país reconoce los desafíos que viven los cubanos.
“Es por eso que Estados Unidos ofrece de forma significativa productos humanitarios a Cuba y es uno de los principales socios comerciales de Cuba. Cada año autorizamos miles de millones de dólares en exportaciones a Cuba, incluida comida y otras materias primas agrícolas, medicinas, aparatos médicos, equipamiento de telecomunicaciones, bienes de consumo y otras cosas para apoyar al pueblo cubano”, dijo.
Por su parte, Rodríguez acusó a Estados Unidos de llevar a cabo programas de subversión a los que el país dedica cada año decenas de millones de dólares del presupuesto federal “y sumas adicionales de carácter encubierto”.
“El propósito es producir inestabilidad política y social en el contexto de las dificultades económicas que el propio gobierno de los Estados Unidos causa,” dijo el ministro de Relaciones Exteriores. “Calculan que si someten a la población cubana a penurias y promueven a líderes artificiales que inciten al desorden y la inestabilidad pueden generar en las redes digitales un movimiento político virtual para llevarlo luego al mundo real”.