Las autoridades alemanas investigan denuncias de fraude relacionadas con la campaña masiva de pruebas gratuitas de COVID-19 que ahora se realizan en negocios reconvertidos de teléfonos celulares, salones de belleza y galerías de arte.
En Alemania es obligatorio mostrar un certificado de prueba negativa para poder entrar a negocios de artículos no esenciales, comer en restaurantes o asistir a eventos culturales en pequeña escala. El gobierno paga un test semanal por persona, lo que ha llevado a la proliferación de más de 15,000 negocios que ofrecen pruebas de antígeno con resultados en 20 minutos.
«Existe la sospecha, una sospecha muy bien fundada por todo lo que he visto, que ha habido fraude», dijo el ministro de Salud, Jens Spahn.
«Es necesario que haya consecuencias criminales», dijo, y añadió que los fiscales están investigando las denuncias.
El año pasado, se descubrió que numerosos solicitantes de apoyo del gobierno a negocios afectados por la cuarentena presentaron reclamos fraudulentos, lo que provocó un ajuste de las normas y largas demoras en los pagos mientras se realizaban nuevos controles.
Spahn dijo que el gobierno había gastado 660 millones de euros (807 millones de dólares) para cubrir los costos de 45 millones de pruebas gratuitas por mes, más que cualquier otro país de Europa. El ministerio no pudo responder sobre cuántas pruebas dieron positivo.