Policías patrullan donde trabajadores en huelga se reunieron para protestar por el arresto del presidente Bah N'Daw y del primer ministro Moctar Ouane en Bamako, Malí. Foto La Hora/AP.

El ex líder golpista de Malí Assimi Goita retomó el control del país africano después de despedir al Presidente y al Primer Ministro del gobierno de transición, luego de que se anunciara una reorganización del Gabinete sin su permiso.

Aunque Goita dijo que seguirá adelante con la celebración de nuevas elecciones en 2022, como prometió, su demostración de fuerza arrojó dudas sobre si la votación se llevará a cabo sin una interferencia significativa de la junta que derrocó a un presidente elegido democráticamente.

Se teme que la nueva inquietud política desestabilice aún más los esfuerzos para controlar la insurgencia islámica del país de África occidental. Naciones Unidas gasta ahora unos 1.200 millones de dólares anuales en una misión de mantenimiento de la paz en Malí.

La emisora estatal hizo el anuncio de los militares un día después de que soldados arrestaron al presidente de transición Bah N’Daw y su primer ministro Moctar Ouane, antes de ser llevados al cuartel general militar en Kati, a unos 15 kilómetros (9 millas) de la capital. Ambos hombres permanecían detenidos el martes.

Sus arrestos provocaron protestas de la comunidad internacional, que le advirtió enérgicamente a los líderes militares malienses que sus acciones podrían socavar el apoyo global al gobierno de transición. El bloque regional de África Occidental conocido como ECOWAS envió una delegación a Bamako el martes por la tarde mientras la crisis política se intensificaba.

Goita se ha desempeñado como vicepresidente de Malí desde que se formó el gobierno de transición en septiembre pasado a raíz de su golpe de Estado, a pesar de los llamamientos iniciales de la comunidad internacional para una transición totalmente liderada por civiles.

Al anunciar la destitución del presidente y del primer ministro del gobierno de transición, el ejército también dijo que relevaría a otros de sus deberes, incluidos «todos los implicados en la situación».

No obstante, el ejército insistió en que «la transición sigue su curso normal y las elecciones se celebrarán como se anticipó en 2022». Tras la presión internacional del año pasado, la junta había prometido organizar esa votación para febrero próximo, 18 meses después de que el golpe de Estado sacudiera al país.

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