La fiscal general Diana Salazar. Foto La Hora / AFP

No es adivina, pero semanas antes la fiscal general Diana Salazar anticipó una de las peores embestidas narco en Ecuador. «Que el país esté preparado», anunció tras remover las fibras más sensibles de las mafias y sus tentáculos en el poder.

«Con seguridad, la respuesta a este operativo será una escalada de violencia», continuó la mujer de 42 años sin titubear el 14 de diciembre.

Acababa de revelar la investigación Metástasis, descrita como la piedra angular de la «narcopolítica» en Ecuador: existe una «profunda descomposición estructural que campea en el país (…) Un sistema consumido por el cáncer de la corrupción», añadió.

Jueces, políticos, fiscales, policías, un exdirector de la autoridad penitenciaria y muchos otros miembros de altas esferas del poder fueron acusados de beneficiar a organizaciones criminales a cambio de dinero, oro, prostitutas, apartamentos y lujos.

 

Con mano de hierro, la primera mujer negra en llegar a la cabeza de la Fiscalía desenredó el entramado luego de escudriñar miles de chats y registros de llamadas del teléfono de un temido capo asesinado en prisión en octubre de 2022 en un amotinamiento.

Desde entonces, en escasas apariciones públicas luce un chaleco antibalas y va protegida por un robusto esquema de seguridad: «Lo digo con nombre y apellido (…) ahora sí, vengan a asesinarme», dijo desafiante durante una audiencia, cuando pidió la prisión de ocho nuevos implicados.

El 7 de enero, el vaticinio de Salazar se hizo realidad. A lo largo de una semana el narco puso en jaque al Estado ecuatoriano con cientos de rehenes en las cárceles, ataques con explosivos, agresiones armadas a la prensa y balaceras, en una ola de violencia que ha dejado una veintena de muertos.

Cuando la situación parecía bajo control, el fiscal antimafia César Suárez, que investigaba la espectacular toma en plena transmisión perpetrada por hombres armados al canal de televisión TC el pasado 9 de enero, fue asesinado este miércoles en Guayaquil.

«Ante el asesinato de nuestro compañero César Suárez (…) voy a ser enfática: los grupos de delincuencia organizada, los criminales, los terroristas no detendrán nuestro compromiso con la sociedad ecuatoriana», afirmó Salazar en X.

SALAZAR VS. CORREA

Salazar nació en junio de 1981 en Ibarra, en el norte andino y conocida como la Ciudad Blanca, con unos 160.000 habitantes. Según ha contado a medios locales, su madre psicóloga crió sola a cuatro hijos.

Estudió Ciencia Política, tiene un doctorado en Jurisprudencia y varios diplomas en derechos humanos y protección de personas afrodescendientes. En 2011 pasó a ser fiscal local.

Llegó al máximo cargo en 2019 y un año después procesó al popular expresidente Rafael Correa (2007-2017) por corrupción y recomendó la pena máxima de ocho años. Condenado y en el exilio en Bélgica, cada tanto le lanza ataques: «Diana Salazar es tan torpe que ella misma se evidencia», escribió el exmandatario en la red X el 8 de enero.

«En mi escala de valores no está contactar, amenazar, ni conversar con sentenciados ni prófugos de la justicia», contestó la fiscal.

Salazar acababa de llamar al entonces vice de Correa, Jorge Glas, a entregar su versión en una investigación por peculado en obras públicas contratadas luego de un terremoto en 2016.

Luego Glas se refugió en la embajada de México en Quito y la justicia ordenó su prisión preventiva, por solicitud de la fiscal.

Los detractores de Salazar le critican que se ensañe contra Correa y no avance en otras investigaciones relevantes.

Pero otros la defienden: «La describiría como una mujer con valentía, con talento y con decisión», dijo a la AFP Gustavo Medina, exprocurador, organismo que actúa como abogado del Estado.

 

«HEROÍNA ANTICORRUPCIÓN» 

Elegida por un periodo de seis años y por concurso meritorio, Salazar amasa casos emblemáticos de corrupción.

Entre las investigaciones más destacadas está el llamado FIFA Gate, que terminó con la condena a 10 años de cárcel del expresidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, Luis Chiriboga, por lavado de activos.

También puso el ojo en la trama de la firma brasileña Odebrecht por pago de sobornos, en la que Glas fue condenado a seis años de cárcel en 2017.

Salazar ha sido llamada la Loretta Lynch ecuatoriana, por su semejanza con la fiscal general de Estados Unidos que también destapó nidos de corrupción y fue la primera mujer negra en asumir ese cargo en su país.

En 2021 el Departamento de Estado de Estados Unidos reconoció a Salazar como «campeona anticorrupción» por ser ejemplo «de heroína a jueces, abogados y fiscales de toda Sudamérica».

Aunque ha sido criticada por su estrecha cercanía con los norteamericanos, la primera mujer fiscal de Ecuador, Mariana Yépez (1999-2005), cree que muchos de los reclamos tienen que ver con el machismo.

Salazar ha denunciado racismo y amenazas de muerte contra ella y su hija.


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