La embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, condenó este viernes en una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU el «increíblemente temerario» ataque contra la central nuclear ucraniana de Zaporiyia de la pasada madrugada que puso en riesgo a toda Europa.
El ataque ruso contra la mayor central nuclear en Europa fue «increíblemente temerario y peligroso y amenazó la seguridad de los ciudadanos en Rusia, Ucrania y Europa», dijo la embajadora estadounidense, quien recordó que las instalaciones nucleares «no deben convertirse en parte de este conflicto».
Las tropas rusas ocuparon en la madrugada de este viernes la mayor central nuclear de Ucrania y de Europa, tras un ataque que provocó un incendio sin consecuencias en los niveles de radiactividad, pero que paralizó al mundo ante el temor de una nueva catástrofe atómica.
«Gracias a dios, el mundo evitó con justeza una catástrofe nuclear la noche pasada», exclamó la embajadora.
«Es necesario mantener la cabeza fría», dijo, tras pedir a Rusia que cese todo uso de la fuerza que pueda poner en peligro los 15 reactores operativos en Ucrania o impedir que las autoridades locales puedan garantizar la seguridad tanto de sus 37 plantas como de las poblaciones vecinas.
Asimismo, pidió a Rusia que retire a los militares de la central para permitir tratamiento médico al personal herido, garantizar que los operarios tengan total acceso a la planta y poder comunicar con los reguladores nucleares, así como evaluar los daños infligidos por el bombardeo.
Estados Unidos, dijo, está muy preocupado porque los militares rusos que controlan la planta de Chernóbil no han permitido que haya un relevo del equipo desde la semana pasada. «Es un comportamiento muy irresponsable y causas honda preocupación sobre la continuidad de las operaciones en ambos lados», dijo.