La muerte del guatemalteco Dorlian Ronial Castillo Cabrera tras el derrumbe del puente de Baltimore. Arte: Alejandro Ramírez
La muerte del guatemalteco Dorlian Ronial Castillo Cabrera tras el derrumbe del puente de Baltimore. Arte: Alejandro Ramírez

La muerte del guatemalteco Dorlian Ronial Castillo Cabrera tras el derrumbe del puente de Baltimore es una de las tantas tragedias que sufren nuestros compatriotas en Estados Unidos, a donde van en busca de las oportunidades que brinda lo que llaman el Sueño Americano que les permite mantener a sus familias gracias a enormes esfuerzos. Castillo Cabrera era un trabajador que estaba laborando en el mantenimiento del puente colapsado y su cuerpo fue localizado en las frías aguas cercanas al puerto de esa ciudad del estado de Maryland.

Faltan los cuerpos de un guatemalteco y otros latinos. Acompañamos en el dolor a sus familias.

Como Dorlian, millones de guatemaltecos trabajan intensamente y no siempre en las condiciones más favorables o siquiera seguras, con el único propósito de ganar suficiente dinero para aspirar a más en la vida y enviar a sus familiares en Guatemala para que puedan satisfacer sus principales necesidades. No es gente que va a pasear ni a obtener los recursos de forma fácil, sino que se trata de hombres, mujeres y también niños, que se parten el alma, literalmente, realizando cualquier clase de trabajos, especialmente aquellos que no atraen a los norteamericanos por lo sacrificados y poco remunerados que resultan.

Y la muerte de Dorlian Ronial Castillo Cabrera cobra especial relevancia en el marco de esta campaña electoral en Estados Unidos, en donde el tema de la migración ocupa un papel de enorme importancia dada la cantidad de extranjeros que llegan en busca de trabajo como resultado de muchos factores, en términos económicos, de seguridad y debilitamiento institucional, que prevalecen en sus países.

Dentro de la retórica de la campaña está pesando mucho la tesis que sostiene el candidato republicano quien afirma de forma categórica que todos esos migrantes son “pandilleros, violadores de mujeres, ladrones y asesinos,” despertando entre la población norteamericana un ambiente no solo de rechazo sino hasta de odio contra aquellos que llegan a ocupar los espacios que los mismos norteamericanos no desean por lo duro y sacrificado el trabajo.

Guatemala es un país que subsiste económicamente, en gran medida, por ese enorme sacrificio que realizan alrededor de tres millones de compatriotas que viven con gran austeridad porque su propósito es reunir mensualmente la mayor cantidad de dinero como producto de su trabajo para enviarlo a sus familias, una vez terminaron de pagar la deuda al coyote. La abrumadora mayoría de ellos trabaja de sol a sol, con empeño, dedicación y honestidad para conservar sus empleos y están muy lejos de esas calificaciones brutales que hace Donald Trump cuando habla del tema.

Esa muerte ocurrida en Baltimore es una de las tantas que anualmente se dan no solo en Estados Unidos sino también en el peligroso trayecto de la llamada ruta del migrante y nos debe servir para reconocer el dramático esfuerzo al que los orilla nuestro país cuyas autoridades, en vez de atender las necesidades de la población, se dedican a robar miles de millones, agravando con ello las ya miserables condiciones de vida de tanta gente.

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