Desde el 25 de junio por la noche, cuando al conocerse los resultados de la primera vuelta se dieron cuenta del rechazo de la población al sistema de corrupción tan arraigado en el país, las fuerzas tenebrosas no han cesado en su esfuerzo por hacer algo que impida que se concrete la voluntad popular expresada de manera más contundente el día de la segunda vuelta. De acuerdo al orden legal y lo que establece nuestra Constitución Política no hay más que proceder al cumplimiento del mandato popular, pero precisamente por ello es que se ha usado el término Golpe de Estado para referirse a las maniobras que realiza el Ministerio Público (MP) en las instrucciones filtradas en aquel famoso audio.
Queda una semana exacta para que, de conformidad con la Carta Magna, se produzca el traslado de poderes a las autoridades electas pero, a juzgar por la insistente actitud de los anónimos voceros del MP en las redes sociales, no ha terminado, ni por asomo, el ataque a la democracia. Por el contrario, insisten en que se vienen nuevas y más audaces acciones para revertir el proceso electoral y se habla sin tapujos de que la idea es impedir, a toda costa, que Bernardo Arévalo pueda asumir la Presidencia.
Repetimos que legalmente no hay forma de hacerlo, pero la historia está llena de acciones que van en contra de la democracia y si bien durante generaciones esas venían de las fuerzas armadas, dando lugar a que se acuñara el término de “cuartelazo” como sinónimo de la ruptura del orden constitucional, en muchos lados ello pasó a la historia y ahora es en los tribunales donde se cocinan los golpes.
Así como insisten los operadores del régimen de corrupción en que no van a permitir que se produzca la investidura de Arévalo, también los sectores que empezaron a manifestarse tras las acciones del MP contra las elecciones han dicho que están listos para defender la democracia, lo que significa que se pueden venir momentos realmente duros y difíciles en estos próximos días.
El pueblo habló fuerte y claro al repudiar a los partidos políticos que tenían algún nexo con ese sistema de corrupción e impunidad tradicional y de manera categórica fueron castigados en la elección presidencial con el voto de una ciudadanía que entiende perfectamente el inmenso daño que se le ha hecho al país.
Debieran venir días de tranquilidad y esperanza, pero la insistencia de los voceros de facto del Ministerio Público en las cuentas anónimas deja ver que todavía nos quedan sobresaltos que superar porque no descansan quienes pretenden garantizar la continuidad de la corrupción y la impunidad.
Pase lo que pase, la democracia persistirá y saldremos adelante.