Ayer Alejandro Giammattei salió del closet en el que se mantuvo, calladito, durante toda la crisis desatada por las acciones del Ministerio Público contra el proceso electoral y lo hizo arremetiendo contra Estados Unidos y la comunidad internacional, reclamando respeto a la soberanía de Guatemala. Posiblemente el comunicado, pobremente redactado, fue producto de una airada y exigente llamada como aquella que recibió para ordenarle que pusiera en orden a la “vieja” y al “indio”, identificados de manera muy peculiar por su interlocutor.
El Presidente reclama respeto a la soberanía pero hay que leer lo que al respecto dice la Constitución Política de la República de Guatemala. El artículo 141 dice textualmente: Soberanía. La soberanía radica en el pueblo quien la delega, para su ejercicio, en los Organismos Legislativo, Ejecutivo y Judicial. La subordinación entre los mismos es prohibida”. Él entiende por soberanía que los guatemaltecos y el mundo entero lo dejen hacer lo que le dé la regalada gana, inclusive pasando sobre la voluntad de ese pueblo que ya habló fuerte y claro en las urnas.
Lo que la comunidad internacional está haciendo es asegurar el imperio de esa soberanía que define tan claramente nuestra Constitución Política y que no radica en el Presidente, el Congreso y el sistema de justicia, incluyendo la de Constitucionalidad y el MP, sino que radica en el pueblo; en otras palabras, el país es soberano si se respeta la soberanía del pueblo y en el caso presente eso es lo que quieren violentar. La comunidad internacional, lejos de estar afectando la soberanía de Guatemala, lo que está haciendo es contribuir para ponerle fin al manoseo de la justicia que se viene realizando (gracias a la absoluta subordinación que hay entre los poderes del Estado) para revertir el mandato expresado en las urnas.
El pueblo, la sociedad de Guatemala habló y es obligación de los guatemaltecos reencauzar el rumbo del país.
Las Autoridades Ancestrales de Guatemala dieron una casi inmediata respuesta al mandatario explicando con absoluta claridad qué es lo que ocurre en el país y cuál es el papel que juegan tanto el Ministerio Público como el sistema de justicia, coordinados desde una Presidencia a la que no reconocen autoridad moral. Ayer mismo el pupilo de Felipe Alejos, Juan Ramón Lau, explicó en la televisión la estrategia, afirmando que un juez, como Fredy Orellana, puede utilizar la Ley Contra el Crimen Organizado y anular las elecciones. “De que esto se anula, se anula” dijo cínicamente ante las cámaras.
Lo que Giammattei llama intimidación de Estados Unidos fue la sanción a su pareja y en todo esto la única manipulación real y concreta es la que se está haciendo de la justicia para dar el golpe a la voluntad popular.