El 20 de Octubre de 1944 Guatemala concretó el sueño de democracia que se empezó a manifestar a mediados de ese mismo año, tras el memorial de 311 ciudadanos que reclamaron (y lograron) la renuncia del dictador Jorge Ubico luego de 14 años de ejercicio de un poder totalitario. En ese momento se produjo una importante unión de diversos sectores de la población que se centró simplemente en luchar por la democracia, sin alguna tendencia ideológica que se impusiera sino, simplemente, el anhelo de vivir bajo el pleno respeto de la voluntad popular que se pudiera expresar en las urnas.
Ese impresionante logro, histórico de verdad, cobra relieve ahora cuando una nueva forma de dictadura pretende hacerse con el poder y vemos a la población en una clara actitud de rechazo a los abusos de quienes supieron manosear a todas las instituciones para destruir el Estados de Derecho, colocándolas al servicio de la más burda corrupción. Soplan vientos que hacen recordar aquella gesta que hace 79 años mostró que los guatemaltecos no tenemos sangre de horchata y que, llegado el momento, sabemos tomar las acciones necesarias para defender la soberanía popular.
Necesario es decir que, a diferencia de 1944, en esta ocasión los pueblos originarios están presentes y son parte importante de la lucha por la democracia. Esta vez su presencia y resistencia marca una gran diferencia y en buena medida ha sido puntal de la lucha para impedir el manoseo de la democracia para romper la voluntad popular alegando un fraude que nunca existió, tal y como se puede corroborar con esa masiva expresión ciudadana contra el sistema de corrupción.
Nunca antes en la historia del país se vio tan masiva participación de gente, no únicamente en la capital sino en toda Guatemala. No hay rincón en el que no se haya producido esa espontánea presencia de la gente en protestas contra los abusos y la manipulación de la ley y por eso es necesario marcar distancia con bloqueos porque los esfuerzos por la democracia deben tener mejores formas y legales. Falta aún cerrar acuerdos para consolidar el mayor movimiento por la democracia en el país de la constante tiranía, como se dijo alguna vez en el 44, tras tantos años de dictaduras, liberales o conservadoras, pero dictaduras al fin.
Si Octubre de 1944 quedó marcado en la historia nacional, lo que estamos viendo en el 2023 en términos de luchar por la democracia supera, con mucho, aquel maravilloso movimiento que inició una primavera democrática.