Personas con el rostro cubierto inició los disturbios ayer por la noche en la Plaza de la Constitución.
Personas con el rostro cubierto inició los disturbios ayer por la noche en la Plaza de la Constitución. Foto: José Orozco

Después de varios días de protestas pacíficas, de bloqueos que afectan a la población en los que hasta ahora se han registrado pocos incidentes entre los que bloquean y los ciudadanos que manifiestan su malestar por los mismos, ayer la cosa cambió radicalmente porque se produjo de manera casi simultánea una ola de actos vandálicos, justo poco antes de que el presidente Giammattei dirigiera su primer mensaje a la nación desde que empezó la crisis. Sin abordar el tema de fondo de las protestas, relacionado con las acciones del Ministerio Público (MP), responsabilizó a extranjeros y al mismo Bernardo Arévalo de los actos violentos que se dieron momentos antes de que apareciera el gobernante en las cámaras.

Y en medio de este cúmulo de sorpresas también anoche circuló un supuesto cruce de cartas entre Alejandro Giammattei y la Fiscal General en las que el primero, el presidente, pide que se realice la investigación de la compra del sistema de transmisión de datos del Tribunal Supremo Electoral (TSE), pocos días antes de que se produjera el allanamiento del TSE para llevarse las cajas con las actas electorales. Tanto la Presidencia como el Ministerio Público niegan la autenticidad de esas misivas, de la misma manera que se hizo el rechazo del famoso audio entre el gobernante y Miguel Martínez que se filtró en redes y que la Presidencia endosó a la Inteligencia Artificial.

El panorama del país se sigue complicando porque es evidente que quienes dirigen las protestas no midieron el riesgo de cuán fácil sería, en medio de tan masiva participación ciudadana, la infiltración de elementos que se dedicaran a cometer actos vandálicos y violentos para abrir la puerta al uso de la fuerza para reprimirlos y que los bloqueos están cansando a quienes también quieren democracia. Es indudable que los pueblos originarios, que emprendieron la ruta de la protesta pacífica, actúan apegados a sus principios, de buena fe, pero creció tanto la ola que resultó demasiado fácil infiltrar en los distintos sitios a personas dispuestas a cometer actos delictivos.

Las autoridades electas, más allá del juego que desea jugar Giammattei, necesitan dimensionar que hay maneras en las que se pueden reenfocar los esfuerzos pro democracia, más allá de los bloqueos. Los que no quieren democracia, los que hablan de fraude ganaron la batalla infiltrando y eso más el efecto de los bloqueos, le estalla en la cara a las autoridades electas y necesitan recomponer el rumbo.

La situación es realmente difícil porque ayer mismo grupos de encapuchados se sumaron a una protesta que pacíficamente estaba estado reclamando por los abusos y riesgos que hay sobre el proceso electoral y el respeto a la voluntad popular. Todo ello luego de mensajes en redes sociales en los que se denunciaba, con fotos, que gente armada estaba en la palangana de pickups recibiendo instrucciones.

La situación, tristemente, se sigue enredando y ello complica el panorama del país y nos acerca, peligrosamente, a una confrontación mayor que puede tener trágicas consecuencias y afectar no sólo el campo político, sino la seguridad de personas, hombres, mujeres y niños, que están manifestando su rechazo a los riesgos en que ha sido colocada nuestra democracia.

Por eso urge marcar las diferencias pro democracia, sin bloqueos y con los esfuerzos centrados en aquellos que quieren derrumbar la democracia en Guatemala.

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