Cada día se hace más obvia la estrategia para impedir la realización de segunda vuelta y tras darle garantías a Almagro de que tanto el gobierno como el Ministerio Público velarán porque las mismas ocurran, se nota que la intención es aterrorizar a los ciudadanos de las juntas receptoras de votos y a los digitadores para que, por su ausencia, no se pueda realizar correctamente el proceso. Es natural que ante la certeza de que la persecución penal puede usarse como terrorismo judicial, mucha gente piense dos veces antes de colaborar con el TSE el día de las elecciones, pues saben que puede venir una represalia frontal que les mande a la cárcel bajo espurios argumentos.
Ante ello, lo que queda es que los ciudadanos asuman el compromiso de llenar cualquier vacante que se produzca por ese justificado miedo y que, pese al acoso que se está manifestando en contra las juntas electorales y los digitadores, los ciudadanos se muestren dispuestos a llenar cualquier vacante para hacer fracasar el macabro plan. Si eso ocurre, estará en manos de la ciudadanía la garantía de un proceso transparente que resista a las presiones y marufias que se vienen tramando desde el mismo 25 de junio cuando muchos se fueron de espaldas por el masivo resultado contra el sistema.
Todo apunta a que esta vez el abstencionismo bajará, cosa extraña porque en pasadas segundas vueltas llega menos gente a votar, no solo por el desinterés de los que se quedaron sin candidato, sino porque no hay tanto acarreo de votantes. Ahora, en cambio, no solo es seguro que el acarreo será fuerte, porque en eso están trabajando los que defienden un sistema lleno de corrupción, sino también porque muchos que no votaron en primera vuelta lo harán ahora para manifestar de esa forma ese su rechazo al modelo político existente orientado a la corrupción.
Tal y como dijimos, Almagro se llevará de Guatemala no solo la visión oficial manifestada por Giammattei, Porras, Curruchiche y Conde, sino la impresión que tiene la sociedad de lo que está pasando y su preocupación por lo que ocurre. También debe saber que los documentos que le mostraron de un caso en reserva, por lo tanto, al que nadie tiene acceso, han pasado mucho tiempo en manos de los autollamados investigadores y se activaron después de la primera vuelta.
Los ciudadanos pueden materializar el respeto a su voluntad soberana con esa disposición de llenar cualquier vacante que se produzca en los centros de votación o en el posterior proceso de digitación de los resultados.