Viviendo en un país donde la justicia es más un instrumento de control de parte de algunos grupos interesados en que la misma no funcione acorde a un Estado de Derecho, es natural aquí suponer que la acusación contra Donald Trump, que será formalmente hecha el próximo martes, es una maniobra política para eliminarlo de la contienda presidencial. El caso fue noticia ayer en todo el mundo porque nadie ignora la importancia de su figura, ni que se trata de la primera vez en la historia que un expresidente de ese país es acusado formalmente. Nixon estuvo a punto de pasar por eso como presidente, pero renunció y Gerald Ford lo perdonó antes de que tuviera que presentarse a un tribunal.
El caso actual de Trump (hay varios más pendientes, entre ellos la incitación contra la democracia el 6 de enero del 2021) tiene relación con esfuerzos para quedarse con documentos secretos que le estaba reclamando el Departamento de Justicia, pero es interesante hacer un análisis de lo que ello significa para el proceso electoral. Trump encabeza las encuestas en el Partido Republicano para ser nominado para la elección de 2024 y tiene el respaldo más fuerte entre los miembros del partido, pero las encuestas actuales indican que sería el candidato al que más fácil le podría ganar Biden por la incapacidad para atraer el voto de independientes.
Si Trump sale de la contienda, Joe Biden vería un panorama más complicado porque hay otros aspirantes republicanos que sí pueden atraer ese voto independiente y de los mismos republicanos que expresan su rechazo al estilo trumpista. En otras palabras, si la persecución penal contra Donald Trump es una maniobra política de los demócratas, como algunos están ya afirmando en Estados Unidos y en otros lugares del mundo, el actual gobernante se estaría haciendo un verdadero harakiri.
Apenas el martes, Mike Pence dijo que todos somos iguales ante la ley, pero dijo que creía un error acusar formalmente a Trump aunque, de paso, dio abundantes elementos para lo que puede ser una causa por insurrección y atentado contra la democracia por el ataque al Capitolio en el que su vida estuvo en peligro.
Trump, como muchos políticos, se sintió y actuó como si por su condición podía hacer lo que le diera la gana y algunos piensan que se llevó documentos secretos que le podían servir para quedar bien o extorsionar a poderosos personajes del mundo. El caso es que el martes se sabrá el alcance de la acusación cuando se presente a un tribunal federal en Miami porque Mar-a-Lago es parte de la jurisdicción del Sur de Florida.