Se escuchan las propuestas de los candidatos respecto a la problemática nacional pero más que planes efectivos parecen simplemente una recopilación de aspiraciones que suenan bien a los oídos de los electores. Se habla de mejorar las condiciones de la educación, de mejorar la atención de salud, no solo curativa sino preventiva, mejorar la infraestructura, incrementar la seguridad y ofrecer mayores oportunidades a nuestra gente para que pueda realizarse aquí sin necesidad de emigrar a Estados Unidos, entre otras tantas cosas. No faltan los que ofrecen regalar el oro y el moro a la gente, asegurando que habrá mucho de todo y que será gratis para la población.
Cada elección se escuchan los cantos de sirena que persiguen atraer votos pero, para empezar, nadie concreta cómo se propone realizar esas ideas o “ideotas” que repiten una y otra vez, tanto en la tarima como en la publicidad que “engalana” las respectivas campañas electorales. Si el elector escarbara un poco en cada una de las propuestas verá que no se dice cómo es que harán tantas maravillas y la verdad es que casi nadie se toma el tiempo de analizar seriamente los problemas pensando en soluciones, sino que se dejan llevar por lo que sus asesores de campaña les presentan como temas que pueden atraer votos.
Notable es, por ejemplo, que nadie menciona los efectos que la corrupción tiene en todos esos temas que reflejan el deterioro del país. En educación, el gran problema y la realmente necesaria solución en el largo plazo, nadie habla del efecto que han tenido los pactos colectivos que son el eje y pivote de todo lo que se hace en el Ministerio respectivo que está a los pies de Joviel Acevedo. ¿Cuántas veces esa persona ha sido citada por los candidatos para explicar la debacle del sistema educativo? Y si él o su modelo continúa, todo seguirá igual y nuestros niños estarán a la zaga del conocimiento.
De Salud no se puede hablar sin mencionar que se ha convertido en uno de los mayores centros de negocios que giran alrededor de la compra de medicinas, insumos y negociaciones con los sindicatos para que apañen los malos manejos. Los operadores de las farmacéuticas siguen teniendo enormes entradas en los gobiernos y los verdaderos salubristas preocupados por la salud pública quedan relegados. En infraestructura sobra decir que es la corrupción la que tiene “secuestradas” nuestras vías de comunicación y no permite aspirar a más y mejores obras.
Sin atacar las causas del descalabro, que están en la PERVERSIÓN DEL FUNCIONAMIENTO DEL ESTADO y sus instituciones, toda propuesta es puro palabrerío que cruza la línea de la mentira.