Cada día florecen más los chismes en las distintas redes sociales y mucha gente termina creyendo todo lo que lee sin hacer el menor esfuerzo por verificar la realidad y en medio de tanta desinformación florecen las teorías de conspiración que distintos bandos implementan para llevar agua a sus respectivos molinos. El chisme tiene que ser rechazado, especialmente cuando pretende incrementar la polarización existente en cualquier sociedad que, a punta de falsedades y manipulaciones, se ha dividido creando fracturas difíciles de superar.
Por eso es tan importante la información basada en la verdad y por esa razón los medios serios tratamos de buscarla para trasladar a los lectores datos precisos de lo que está ocurriendo, aunque a veces quienes deben proporcionar esos datos los escamotean porque ellos también manipulan información. Tal es el caso de la salud del Presidente de la República, Alejandro Giammattei, asunto de interés público, especialmente por las implicaciones derivadas en un deterioro de su condición, sobre todo tomando en cuenta la situación existente entre él y el Vicepresidente de la República, con una relación totalmente rota.
Si el gobierno repudia los chismes tiene la gorda obligación de proporcionar a la ciudadanía datos precisos respaldados por los informes médicos correspondientes, única forma de terminar con cualquier chirmol que alguien esté pretendiendo armar.
Alrededor del mundo cuando un jefe de Estado sufre quebrantos de salud se informa detalladamente de la condición y se divulgan los partes emitidos por el cuerpo médico a cargo del tratamiento que se pueda estar administrando. Si no hay ninguna dolencia y todo es un invento malicioso, bastaría el informe del médico de cabecera de Giammattei, debidamente firmado por el galeno, para desbaratar todo chisme o montaje.
Lamentablemente, debe decirse la realidad y cuesta mucho creerle a alguien como Alejandro Giammattei, quien le ha mentido de manera tan burda, descarada y reiterada a los guatemaltecos que siguen esperando que cumpla sus promesas formuladas a lo largo de sus muchas campañas políticas.
Si su buena salud afirmada ayer es tan verdadera como la disolución de la SAAS y el Parlacén, tonto quien lo pueda creer. En cambio, si muestran un informe firmado por un médico de verdad, que ejerza su profesión y asuma la responsabilidad, todo terminaría sin espacio para chismes.
Pero lo fundamental es decir que contra los chismes y desinformaciones maliciosas está la verdad. Verdad que hemos buscado y tratado de recabar consultando responsablemente a la Presidencia, pero su única respuesta es otro chisme, acusando a quienes piden la verdad de ser parte de las campañas de desinformación.