El Tribunal Supremo Electoral está por adquirir programas de computación (software) que usará en las próximas elecciones para la verificación de identidad, la digitalización de datos y transmisión de actas, digitalización y verificación de las actas, y lo necesario para la difusión y publicación de los resultados preliminares. En el mundo moderno, la utilización de técnicas digitales es fundamental para garantizar la velocidad de operación y la transparencia en el manejo de los datos, por lo que se entiende que deba realizarse esa importante compra.
Sin embargo, todos sabemos que debe haber un especial cuidado en el diseño de los programas porque así como pueden dar certeza también puede servir para encubrir manejos maliciosos, además de presentar errores por mal diseño de los mismos. En la elección pasada, el software adquirido por el anterior TSE estaba hecho solo para cierto número de casillas, a pesar del montón de candidatos y planillas inscritas, y dejó de tomar en cuenta a varias simplemente porque los programadores “no pensaron siquiera” que pudiera haber tantos aspirantes.
Pero hemos visto cómo en el país se habla tanto hasta del jaqueo de cuentas en instituciones como el Ministerio Público y la Corte de Constitucionalidad pues el tema se presta para mucho. Puede servir de excusa, pero también pueden existir reales peligros en cuanto a la seguridad cibernética o, peor aún, mañosas contrataciones con algunos que se presten a hacer diseños amañados para manipular, mediante el uso de complejos algoritmos, el resultado electoral tanto a nivel de distritos como a nivel nacional.
En las condiciones actuales de la institucionalidad del país, con la captura de todo lo que tenga que ver con legalidad y el ejercicio del Estado de Derecho para asegurar corrupción e impunidad, vale el viejo refrán de “piensa mal y acertarás”. El TSE, aquella institución que nació antes de la elección de la Constituyente y se ganó el respeto de la ciudadanía en un país harto de ver fraudes electorales, deja ahora muchas dudas con actuaciones que denotan falta de la imparcialidad que será clave en el proceso que se nos viene.
Baste ver su postura en cuanto a la campaña anticipada para entender que hay preferencias y que no existe voluntad de apegarse a lo que establece la ley de la materia para sancionar por parejo a todos. Lo mismo pasa con la cancelación de partidos que incumplen las normas. Y todo ello es un botón de muestra de lo que se puede esperar y, por ello, la validación del software por expertos independientes es una imperiosa necesidad.