Zoila Maritza Hernández no olvida cuando el 27 de febrero de 1998 les tocó comenzar de cero en las tierras que les fueron otorgadas como parte del plan de desmovilización. Foto La Hora / Cooperativa Nuevo Horizonte, Santa Ana, Petén

Zoila Maritza Hernández no olvida cuando el 27 de febrero de 1998 les tocó comenzar de cero en las tierras que les fueron otorgadas como parte del plan de desmovilización establecido posterior a la firma de los Acuerdos de Paz, en diciembre de 1996, que puso fin al Conflicto Armado Interno que dejó más de 200 mil muertos o desaparecidos y miles de desplazados internos y externos, en su mayoría, hacia México para proteger su vida.

Eran 130 personas con muchas expectativas para el futuro. “Pensamos que al llegar encontraríamos una casa digna. Pero fue totalmente distinto, pues no había más que potreros para ganado”, recuerda Hernández, sobre aquel acontecimiento dos años después que el Gobierno de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) firmaran los Acuerdos de Paz.

Hernández tenía entonces 23 años y llegó junto a un grupo de desplazados de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR) a un terreno de 20 caballerías conformado por las fincas Horizonte y Esquipulas, en el municipio de Santa Ana, Petén.

Contrario a lo que se suponía, allí fue cuando les informaron que la finca debían comprarla. Entonces adquirieron un fideicomiso con Banrural y el Fondo de Tierras, consistente en Q3.3 millones pagaderos a un plazo de 12 años.

La cooperativa ha concretado tres proyectos principales: en la sabana sembraron pinos, teniendo como resultado la posibilidad de explotación maderera y venta de bonos de carbono. Foto La Hora / Cooperativa Nuevo Horizonte, Santa Ana, Petén

Decidieron enfrentar el reto y bautizaron el proyecto como Cooperativa Nuevo Horizonte, que se encuentra en el kilómetro 443 de la CA-13, en la carretera a Santa Elena, Petén.

Hubo dos casos en este departamento en donde se otorgó tierra con similares características, pero solamente Nuevo Horizonte impulsó un esquema de organización comunitario que les permitió salir adelante y contar con los recursos para financiar proyectos productivos, crear infraestructura y desarrollar planes con los jóvenes, relata Arnoldo Villagrán, politólogo y excomandante de las FAR.

 

El secreto fue la forma de organización planteada por sus fundadores que consistió en un modelo cooperativo, diferente al planteado por el Gobierno y otras organizaciones, con base en lo desarrollado por las Comunidades de Población en Resistencia (CPR). Es decir, la propiedad no fue fraccionada en parcelas, sino se trabajó en una producción colectiva, en donde las ganancias se reparten para todos de manera proporcional, explicó Villagrán.

El camino durante estos 24 años no ha sido fácil, como lo describen sus pobladores, pero el esfuerzo y la solidaridad ha dado frutos. En marzo de 2021 celebraron haber cancelado la última cuota de la deuda por la tierra, con lo cual obtuvieron certeza jurídica de la propiedad.

Otro logro más lo festejaron recientemente: El pasado 25 de febrero inauguraron el Museo Nuevo Horizonte, el cual presenta un recorrido por la historia e identidad de sus pobladores, desde los primeros asentamientos registrados en este territorio.

Pensamos que al llegar encontraríamos una casa digna. Pero fue totalmente distinto, pues no había más que potreros para ganado. Foto La Hora / Cooperativa Nuevo Horizonte, Santa Ana, Petén

PRIMEROS AÑOS

“Con la desmovilización tuvimos miedo por las posibles represalias de nuestros adversarios, de manera que empezamos a articular un modelo de organización para enfrentar esas difíciles circunstancias, pero teníamos sueños”, cuenta Eusebio Figueroa Santos, uno de los fundadores en un documental de radios comunitarias producido con motivo de los títulos de tierra.

Al devolver nuestros fusiles nos dieron una pequeña ayuda que consistía en dos pantalones, dos camisas, dos pares de calcetines, un par de botas y un costal blanco con el signo de la Cruz Roja Española, añade.

“La tierra estaba apisonada por la ganadería, había que mejorar los suelos incorporando abonos orgánicos. Nos puso la vida difícil los primeros años, la agricultura fue un verdadero fracaso, no lográbamos salir adelante”, cuenta Figueroa.

 

De manera que se organizaron en cuatro grupos para desarrollar equipos de trabajo; el primero para la agricultura, el segundo para construir vivienda, el tercero para desarrollar un sistema de agua entubada y el cuarto para trabajos de reforestación.

Zoila Hernández coincide al relatar las dificultades de los primeros años. “Nos cubríamos con nylon y carpas ante las inclemencias del tiempo”, recordó.

Lograron sobrevivir gracias a dos situaciones: la base de la organización y el programa de alimentos por trabajo que les dio la Cruz Roja Española.

El Museo Nuevo Horizonte es un proyecto educativo y cultural enfocado en comprender la historia y rescatar la identidad de la cooperativa del mismo nombre. Foto La Hora / Museo Nuevo Horizonte, Santa Ana, Petén, cortesía de Marlon García

PRODUCCIÓN SOSTENIBLE

La cooperativa ha concretado tres proyectos principales: en la sabana sembraron pinos, teniendo como resultado la posibilidad de explotación maderera y venta de bonos de carbono, de acuerdo con un plan de reforestación para mantenimiento del bosque.

El segundo es la producción de tilapia en la laguna Oquevix, que les permite vender a las comunidades y al exterior, y el tercero es la crianza de ganado para carne y ordeño.

También tienen proyectos como de crianza de gallinas entre otros, pero los tres primeros son los de mayor magnitud y en donde descansa la sobrevivencia de los integrantes de la cooperativa, explica Villagrán.

VISIÓN ACTUAL

Algunos de los desplazados decidieron marcharse; los que se quedaron son los 90 socios que integran la cooperativa junto con sus familias, relata Marlon García, de la Fundación Amicus de Canadá, quienes apoyaron el proyecto del museo.

Esta se organiza con una Junta Directiva, con cinco integrantes, que planifica, organiza y dirige las actividades de la finca, así como se encarga de las finanzas. Los integrantes se cambian cada dos años, explica Adelaida Ramírez, de 38 años, directora del Museo, quien es hija de uno de los excombatientes.

Comenta que a veces ha sido difícil para los jóvenes involucrarse en las decisiones de la cooperativa, y que se han repartido parcelas entre la comunidad de 40 por 20 metros, pero que cada año se distribuyen las ganancias con el proyecto que ha sido más productivo, siendo el forestal el principal, seguido de la piscicultura.

La museografía ofrece un recorrido que parte desde los primeros asentamientos humanos, los pueblos originarios, la conquista española que arribó a Petén hasta el siglo XVII. Foto La Hora / Museo Nuevo Horizonte, Santa Ana, Petén, cortesía de Marlon García

También han incursionado en el turismo comunitario, para lo cual disponen de hospedaje y comedor comunitario. “La mayoría de los visitantes vienen interesados por nuestro origen”, comenta.

Zoila Hernández explica que han asignado tres manzanas de terreno a cada socio, el resto es comunitario, pues su objetivo no es repartir la tierra, puesto que al ser propietarios lo más común es venderla. “Más que comunidad somos una familia, nuestra organización es parte del éxito”, asegura.

“La cooperativa Nuevo Horizonte es vista con mucho respeto. Para las comunidades vecinas es un modelo para imitar, pero no logran quitarse el individualismo para alcanzar esos niveles de solidaridad que caracterizan a la gente del campo”, comenta Villagrán.

“Tuvo mucho mérito la experiencia, la voluntad abnegada de hombres, mujeres y niños por demostrar con hechos concretos que si habíamos firmado la paz y nos incorporamos a este proceso, lo estábamos haciendo desde una manera propositiva. No íbamos a dejar a un lado los anhelos y deseos de nuestros compañeros, que en su momento soñaron con una Guatemala diferente para todos. Ese es el mayor mérito”, asegura Juan Carlos Pirir, socio y fundador, en tanto se le quiebra la voz en el video documental.

Este museo ofrece en un espacio formal una estructura narrativa que requirió una investigación más exhaustiva del pasado. Foto La Hora / Museo Nuevo Horizonte, Santa Ana, Petén, cortesía de Marlon García

PRESERVAR LA MEMORIA

El Museo Nuevo Horizonte es un proyecto educativo y cultural enfocado en comprender la historia y rescatar la identidad de la cooperativa del mismo nombre, que fue posible como resultado del trabajo de un equipo de investigación comunitario, auspiciado por la Fundación Amicus de Canadá.

La museografía ofrece un recorrido que parte desde los primeros asentamientos humanos, los pueblos originarios, la conquista española que arribó a Petén hasta el siglo XVII; el período liberal, con la extracción de chicle y madera, las migraciones campesinas en la década de 1970 y finaliza con la etapa del Conflicto Armado Interno, todo a través de fotografías, mapas y recuerdos.

 

Marlon García, antropólogo e investigador del proyecto de la Fundación Amicus trabaja en este sitio desde el 2017. Ha sido el principal artífice de este proyecto junto con los jóvenes comunitarios, los socios fundadores y la Junta Directiva.

García comenta que la idea de recuperar la memoria de la comunidad surgió en 2015 cuando un grupo de maestros de español llevaba a sus estudiantes a ver una exposición de fotografías, un tanto rudimentaria, pero con el interés de indagar en las raíces de su pasado y cultura.

Este museo ofrece en un espacio formal una estructura narrativa que requirió una investigación más exhaustiva del pasado. De momento la entrada es gratuita, previa reservación, informa la directora Adelaida Ramírez.

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