_cul7_4bPOR REDACCIÓN CULTURA

La admisión al evento será gratuita. Las funciones se realizarán el último jueves de cada mes del año en curso.

La primera obra en presentarse será «Los Penitentes de la Recolección», a cargo del Grupo de Teatro «Nosotros Lo Hicimos», con más de 30 años de trayectoria artística. Dicho grupo se ha caracterizado por exaltar la identidad nacional a través de sus obras.

«La Hora de las Ánimas» de Leyendas de Guatemala presenta la recopilación de narrativas populares realizada por el historiador y antropólogo guatemalteco, Celso Lara, las cuales serán ilustradas por Enrique Anleu Díaz, Marvin Olivares, Jorge Corleto, Byron Rodas, Alberto Ortiz, Iveth Vallar, Flavio Santacruz y Leopoldo Barrientos.

Entre las leyendas que se observan están: el Sombrerón, el Cadejo, la Siguanaba, la Llorona, la Tatuana. Entre otras leyendas poco conocidas se encuentra el Xocomil, los tzipitíos, el carruaje de la muerte, el hombre del más allá, la niña del día de finados, las Ánimas Benditas y el Cura sin Cabeza.

Esta será la primera muestra del museo universitario que buscará compartir el arte dramático con un público variado, pues se  contará con material didáctico como el sistema de lectura Braille y de alto contraste para personas con escasa visión, gracias al apoyo del Comité Prociegos y Sordos de Guatemala.

LA LEYENDA
Con el transcurso del tiempo han surgido diferentes versiones de la narrativa popular guatemalteca. Se dice que esto ha venido sucediendo desde los días previos al terremoto de 1917, en el barrio de la Recolección.

En ese entonces, vecinos asustados comentaban que no era prudente salir, pues estos personajes de leyenda eran almas en pena que buscaban llevarse a otro mortal con ellos.

Son ánimas por las cuales «las viejitas» dicen hay que rezar.

Pero Luis, un joven atrevido, no quiso quedarse con la duda y se quedó a esperar al cortejo la noche. Eran las doce de la noche cuando salió a la ventana, vio pasar un centenar de personas cubiertas con ropas oscuras, cucurucho o capirote, y una vela encendida en la mano.

Iban rezando, pero no entendía lo que decían. De pronto uno de ellos se acercó a él y le entregó una candela. El muchacho la recibió asustado y sin moverse se quedó paralizado con la vela hasta que el cortejo se perdió en la noche. A la mañana siguiente, encontró entre sus manos un fémur en lugar de la candela. Aterrado llamó a un amigo y le pidió consejo. Éste le recomendó que saliera otra vez en la noche y que devolviera el hueso al personaje que se lo dio. Así lo hizo, pero con tan mala suerte que cuando se acercó el cortejo, el misterioso personaje en lugar de recibirle la candela lo tomó del brazo y se lo llevó con ellos. Desde entonces nadie volvió a saber de Luis.

Otras versiones refieren que algunas personas se salvaron de los penitentes cuando acudieron la noche siguiente acompañándose de un niño pequeño pero todo ha quedado desde entonces en suspenso.

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