Jorge Mario Andrino Grotewold
* @jmag2010
En las últimas semanas se tuvo conocimiento que el expresidente de la República Jorge Serrano ha reunido una serie de actores diversos guatemaltecos en la ciudad de Panamá, donde hace su exilio desde que salió del país en 1993 luego de haber sido depuesto del poder, por violar la Constitución y otras leyes.
Las noticias que han circulado en redes sociales y otros medios electrónicos hablan de la reunión de grupos que en el pasado han hecho política partidista y que incluyen ideológicamente a sectores que se dicen de izquierda y de derecha, pero que sus afirmaciones no han sido trasladadas como inercia electoral, ni han podido transmitir sus ideales a la población. No es suficiente el discurso ideológico, sino las acciones de pensamiento dogmático traducidas a propuestas de políticas públicas y expuestas en el ruedo electoral.
Y precisamente por ese pasado oscuro que encabeza quien rompiera el orden constitucional del país hace 23 años es que su propuesta no sólo es ilegítima, sino inapropiada para una sociedad que ha demostrado, en ese momento y también durante los acontecimientos del 2015, que no está dispuesta a tolerar que malos políticos abusen del poder que se les da en las urnas. Estas noticias no son más que un mal recuerdo de ese golpe de Estado y que reafirma que la población debe continuar atenta y preparada para responder con fuerza y moral, los eventuales embates de estos personajes del pasado o del presente que intentan engañar nuevamente a la ciudadanía.
Necesario es también, reconocer que las crisis han traído la obligación de grandes reflexiones, como lo fue el proceso de depuración política de 1993 y las marchas de transparencia de 2015, que hacen hincapié en que las necesidades de Guatemala siguen siendo las mismas, lo que ha permitido que el país siga con su proceso de empobrecimiento y sin lograr alcanzar condiciones de desarrollo mínimas para mejorar el respeto de derechos como la salud, la seguridad, la educación, el medio ambiente y los denominados derechos de tercera generación, que tienden a proteger a grupos específicos como la población indígena, las mujeres, la niñez o la población migrante, entre otros. Esos son los temas de discurso que utilizan para su propio beneficio, aquellos que sin solvencia moral, legal o política, quieren hoy por hoy, alcanzar el poder y seguir corrompiéndolo.
Acciones como las que intenta el expresidente no deja duda que el futuro de Guatemala sigue estando en las manos de su sociedad, su población y sus líderes, que deben responder de forma valiente y decidida ante las amenazas que reciban de quienes en el pasado lo han hecho, o el futuro quieran violentar la ley, el orden público y los derechos de las personas.