Por Wingston González
ParaísoZero

Del lanzamiento de Somos Bacteria (BSC, 2011) a la publicación de “Para Siempre” (Actitud Music, 2015) de la Bacteria SoundSystem ha pasado más de un lustro. Algo inusual para la enorme escena que reúne en Ciudad de Guatemala oyentes habituales de reggae, hip-hop y dancehall, y entre cuyas características pareciera destacar lo prolífico de su producción discográfica, sobre todo desde que los nuevos productores no necesitan de un estudio de grabación profesional e Internet ha ampliado las posibilidades de distribución.

Tratándose de una formación como Bacteria SoundSystem Crew la cuestión está clara: desde El Mixtape (BSC, 2009) y tras el éxito de su influyente track estrella, ‘Virula’, La Bacteria, como le llama una tribu de seguidores esparcida por Mesoamérica y el mundo, no ha parado de crecer entre proyectos audiovisuales, giras, separaciones, re-encuentros, festivales; y la gestión de una música vital y vibrante, comprometida con una escena democrática, solidaria y abierta; más para todos.

Por eso no resulta extraño que nos encontremos con una variada y amplia audiencia esperando fuera del lugar y con otros tantos ya dentro. Formada entre 2006 y 2007, La Bacteria cuenta ya una década haciendo sonar su música por Centro América y artistas como Divary Pashuli, Lovel 2 o Mr. Fer han integrado la banda. Actualmente la acción está a cargo de los maestros de ceremonia Dr. Nativo (quien acaba de integrar junto a Tzutu Kan y MChee Free el proyecto de hip hop maya Balam Ajpu), Kame y Pleno (mc’s de la legendaria banda de Alioto Lokos); los los DJ’s Fender y K.O. Selectah (además mánager de la agrupación) así como de colabadores en Alemania, Chile, El Salvador, España, Guatemala, España, Portugal y Suiza.

La conducción, o host como se anunció en el afiche del evento, la llevan dos poetas conocidos: Kontra, del grupo Última Dosis; y TV, de Poesía Callejera. Los dos mc’s, que además desarrollan proyectos solistas y laboran como productores, aunque se diferencian en estilo y ya han estado enfrentados en batallas de rap muchas veces antes, llenan el espectáculo de un espíritu de amistad y camaradería. Kontra, rapero vital y metafórico, conduce el evento con calma, a cierta distancia, pero con una alegría contagiosa, casi optimista. TV, en cambio, además de animar el evento, habla al oyente, a la escena, a la unidad de la escena por sobre las diferencias. Un discurso muy necesario para una escena divida por los egos y, muchas veces, los malos negocios. Los host, más allá de presentar a los mc’s, parecen en búsqueda de algo más, quizá conectar al público con la religión del grupo: el hip-hop como estilo de vida, como vía de desarrollo personal.

Llegamos al evento a mitad del set de N.D.R., a.k.a. Nunca De Rodillas, y llama la atención los beats de los que se hace acompañar: influidos por elementos del rap sureño, el trap y un espíritu jazzy crujiente y apasionado, aunque no demasiado hardcore. La palabras parecen rasgaduras en esa una inmensa pared de sonido que por sí misma habla de los temas que obsesionan a N.D.R. en producciones recientes: la soledad, el desarrollo personal, la amistad, la ciudad, el aprendizaje, el mundo de los sueños. Contra problemas técnicos y visibles tensiones entre el poeta y su DJ, N.D.R. logró terminar un set (en el que colaboró su compañero de fórmula en Última Dosis, Kontra) iluminado aunque tranquilo, conectado con el público reciente aunque más preocupado por el descubrimiento personal de un mundo que, de momento, parece asfixiarle.

Más adelante, previo una demostración de freestyle protagonizada por los conductores del evento, sube Lou G, un rapper en el más estricto sentido de la palabra, uno de la vieja guardia quien, casi sin protocolo, ataca a la audiencia con rimas rudas, picapleitos, retadoras; canciones entre el egotrip más característico y genérico y el comentario político agudo y preciso. Un difícil equilibrio que mantuvo a los fieles del estilo fijados al piso, algunos incluso intentando seguir la duras palabras del mc.

Y digo intento pues, a pesar de la calidad de la producción del evento, en muy pocos conciertos nos hemos quedado con tantas ganas de escuchar a quien tiene la palabra. Llegado el momento, la fabulosa amplificación no está preparada para un concierto de música hip-hop, opera en contra de las palabras de los poetas que uno tras otro suben a tarima. Una constante a lo largo del evento que, pese a todo, no hace naufragar por completo la experiencia del grupo en escena: luego de un set-mix de K.O. Selecta y Fender en un recorrido por los 10 años de la banda y la presentación del video oficial del sencillo Bienvenidos (Ameno Córdova, dir. & prod.) los tres liricistas del grupo suben al escenario y no pararon hasta más de una hora después, a sala llena, el aire denso; desbordados de energía.

Y es que Pleno y Kamé se llevaron los honores en la batalla contra el sonido. Los dos veteranos del hip-hop ciudadano baten palabras, gestos, onomatopeyas, ayudados por un equilibrado dominio de escena, la expresividad corporal y un énfasis en la dicción poco visto en el género. Pleno quizá fue el más audible: un estilo entre la palabra hablada y una recitación hip-hop con mayores pausas, sumado al peculiar timbre voz, ayudaron a la poesía a llegar al lado del público. Kamé, menos enfático y más fluido, apoyado en un versátil lenguaje corporal y metáforas elaboradas aunque accesibles, sorteó el obstáculo más o menos indemne. Dr. Nativo, quién llega a la banda con este disco, tuvo menos suerte. Desde finales de los 90, Nativo surfea con una peculiar fuerza creativa por los estilos musicales del Caribe y Mesoamérica. Sus piezas, más complejas en cuanto a estilo y recitación, entre un ragga áspero y un rap de gran flow, quedaron perdidas entre los cables. Mismo caso con Raggabund, banda germano-Latinoamérica que colabora con K.O. Selecta en este material. Palabras lanzadas al vacío, aunque suponemos llenas de flow y verdad, como nos han demostrado en su álbum de 2015, Buena Medicina.

TV, durante su participación con la banda y fiel al estilo que han ido construyendo estos años, mostró sus habilidades con el lado hardcore de la noche. Casi al final del concierto hubo una sorpresa. Divari Pashuli, parte de la primera formación del crew, subió al escenario y cantó sus canciones con la banda. Uno más entre varios momentos emotivos del recital: el momento de invocación de las amistades asesinadas, el llamado a la Marcha por el Agua y la visita, en clave rap, a Guatemaya, de Dr. Nativo, himno de combate de la reggae-cumbia centroamericana.

Al final el concierto y ya luces arriba la fiesta queda en manos Token Selekta, pero es hora de regresar a casa. Pienso que fue una buena experiencia, como cualquiera hasta ahora en manos de esta agrupación. Toca escuchar el disco y completar la escucha del concierto. Mientras camino a casa pienso en lo grato que fue ver la respuesta del público al espectáculo, la resistencia a los escollos, la voluntad de goce. Y en lo grato de saber que una banda como Bacteria SoundSystem permanece en el firme propósito de construir el sonido de nuestro tiempo y el pulso de una escena musical que no parece, ni de lejos, pronta a apagarse.

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