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Debemos estar sumamente claros que hay una diferencia abismal entre lo que es un dirigente y lo que es en verdad un líder nacional. Dirigentes los hay por montones, es un mercado de muchos colores, posiciones y conductas. Hay dirigencia política, popular, empresarial, profesional, la hoy reconocida dirigencia de las etnias mayas, dirigencia militar, religiosa etc. Dentro de la dirigencia de los diversos sectores hay de todo: están los idealistas, los pícaros, los arribistas, los honestos y probos y los ladrones y corruptos. Están los que manejan una verborrea propia de campeones de oratoria, ejemplos de esto: el cinismo. Los ignorantes de la dignidad del hombre y sus derechos naturales, implementadores de la trapisonda y la chicana como el fundamentalista, bravucones, glandulares y viscerales, y con desfachatez y desvergüenza.

Recuerdo que hace casi 40 años, en mi casa sostenían una reunión con algunos dirigentes políticos de la D.C., entre ellos Ricardo Gómez Gálvez, Alfonso “el Chato” Alonso y José Fernando Lobo Dubón (RIP), quien tenía escasos dos años de ingreso a ese ente partidario, reclamaba que él ya tenía «su propio liderazgo», empezando desde entonces a brincarse las trancas y a sembrar las estacas a otros dirigentes. Hoy nos preguntamos, ¿en qué consiste el «liderazgo» de Lobo Dubón? y la respuesta es obvia: en absolutamente nada. Él fue un dirigente astuto que escaló posiciones y que mereció el calificativo de «diputado depurable». Su «liderazgo», que solo él se lo reconocía y autocalificaba, lo logró a la sombra de Cabrera Hidalgo. Como una mera digresión, al ex Delfín lo han deslumbrado sujetos con periféricos discursos, que luego que les coloca en posiciones partidarias, le dan una patada y lo mandan a su lugar. El último ejemplo de esta fascinación que algunos individuos le provocan a Cabrera Hidalgo, es el de Alfonso «Pollo Ronco» Portillo, un pirata de la política, quien luego de venir a sorprender con el petate del muerto con un «exilio a la mexicana», intenta acercamientos primero con el PSD y luego con el PAN, logrando por fin convencer a Cabrera que lo haga miembro del Comité Ejecutivo Nacional de la D.C., ya encumbrado como Secretario General adjunto de la Democracia Cristiana e investido como diputado por los escasos votos de este partido, el señor Portillo, aberrando de los principios que alguna vez dijo poseer, se cobija bajo el ala protectora del genocida Ríos Montt del FRG.

Porque en los últimos años de raquítica vida institucional, ha mantenido secuestrada nuestra democracia, creyéndose líderes y conductores nacionales, cuando lo que en realidad son una partida de bandoleros, que han pisoteado una y mil veces la Constitución y la ley, envileciendo sus conciencias, con su perversidad, inmoralidad y corrupción.

Ahora bien, el LIDERAZGO es algo totalmente diferente. El líder es como una especie de ave rara, un sujeto fuera de serie, a veces un tanto moralista y a veces un tanto osado. Un sujeto que entienda que en ocasiones el fin justifica los medios, pero sin olvidar el fondo ético de la política y que en el quid de cualquier problema debe prevalecer la buena fe, la situación y la posición de conciencia. Un hombre con visión y un correcto sentido de la realidad.

En otros campos del quehacer humano hay personas sobresalientes que alcanzan posiciones destacadas, y algunos que con rasgos de genialidad practican su arte o sus profesiones sin ser líderes. En cambio en el ámbito político, el líder debe ser un hombre que inspire confianza, un hombre emotivo que demuestra fuerza de carácter, templanza, coraje, inteligencia, discernimiento, tenacidad, capacidad de trabajo, entrega cívica y patriótica a una causa y poseedor de algún grado de encanto. Todo esto es lo que hasta hoy ha faltado en nuestro medio. Los verdaderos líderes se generan en los grandes acontecimientos, no se improvisan. Se improvisan los dirigentes y los pseudo conductores de masas.

A los liderazgos los mide el pulso de los hechos. Los líderes demuestran arrojo y se proyectan en los momentos de verdaderas crisis. Es en situaciones de algidez en donde se perfilan los grandes y verdaderos hombres. Aquellos individuos que están predestinados a revestirse de grandeza.

Los líderes se vuelven indispensables cuando saben cómo manejar el poder y este no les deslumbra, aunque sí les apasione. En Guatemala, lamentablemente ha sucedido lo contrario, el poder ha cegado a los dirigentes, los ha ensoberbecido, se han sentido poseedores de la verdad absoluta y han defraudado las esperanzas y los sueños del Pueblo.

Desde que me inicié en la disciplina jurídica he tenido, por recomendación de mi recordado maestro y amigo Adolfo Mijangos López, como libro de cabecera la «Introducción al Estudio del Derecho» de García Maynez, esta obra me ha auxiliado siempre a discernir en mejor forma sobre la juridicidad y la justicia, sobre la moral y el derecho; en el año 1983 mi padre me obsequió el libro titulado «líderes», escrito por el ex presidente norteamericano Richard M. Nixon, una obra que me ha ayudado mucho en el entendimiento, comprensión y reflexión sobre los reales y verdaderos liderazgos que se han dado en el Mundo, dejando una huella indeleble y que con sus acciones cambiaron el sesgo de la historia.

En Guatemala, Juan José Arévalo y Jacobo Árbenz Guzmán, fueron líderes con carisma y patriotismo, pero después a nuestra repetitiva desgracia nacional, la represión y sus testaferros utilizando el recurso de la bala y la metralla, sacaron del camino a Fito Mijangos, a Manuel Colom y Alberto Fuentes Mohr. El expresidente Cerezo fue un hombre con personalidad y atractivo a las masas, tenía astucia, con inteligencia que inspiraba fuerza e inyecta confianza a la gente, un hombre decidido, prestigioso y entregado a las causas populares.
(CONTINUARÁ)

Flaminio Bonilla

Abogado, escritor, comentarista, analista de prensa, columnista en “Siglo XXI” de 1991 y luego en La Hora del año 1991 a la fecha con mi columna “sin esconder la mano”. En la política nacional fue miembro del Partido Democracia Cristiana Guatemalteca, su Vicepresidente del Consejo Político Nacional y Director Nacional de la “Organización Profesional Demócrata Cristiana”. Soy un hombre de izquierda y soy socialdemócrata. Fui Registrador General de la Propiedad del 1982 al 1986; Registrador Mercantil General de la República del 1986 al 1990 y luego 15 años Representante Judicial y Consultor Jurídico del Registro Mercantil. Ha sido profesor universitario en la Facultad de Derecho de la USAC y en la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar. Especialista en Derecho Mercantil Corporativo y Constitucional. Soy graduado en Guerra Política del Colegio Fu Hsing Kang de Taipéi, Taiwán.

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