El próximo miércoles el Colegio de Abogados elegirá al Magistrado titular y al Magistrado suplente para integrar la Corte de Constitucionalidad de acuerdo a lo que establece la ley. Se trata de una elección crucial porque sin duda marcará el rumbo de lo que ocurra con las otras instancias llamadas a hacer igual designación. Los hechos demuestran que el grueso de los profesionales del derecho se abstiene de participar en contiendas que generalmente ofrecen pocas opciones porque están constituidos los bloques que han sabido convertirse en poderes mediante distintas formas de tráfico de influencias en las que participan preferentemente los que son empleados públicos.
En esta ocasión haría falta una participación masiva de los abogados no comprometidos con los poderes ocultos para dar una campanada. El problema de siempre es a quién elegir en medio de propuestas que generalmente están ligadas a esos grupos que llevan años ejerciendo el control en el Colegio y que, a lo sumo, se alternan obteniendo la mayoría, pero simplemente cambiando los actores, pero no las acciones que han sido tan significativas para mantener el sistema de impunidad en el país que ha sido vivero para que florezca la corrupción en todos los niveles habidos y por haber.
Creemos, sin embargo, que la decisión unipersonal que tomó el abogado Carlos Rafael Rodríguez-Cerna Rosada, de quien no se conocen vínculos con esos grupos de larga trayectoria electoral en el Colegio, además de la seriedad que ha mostrado en sus distintos alegatos sobre el tema constitucional, permite suponer que hay una opción para pensar en algún candidato, al menos, que pueda ser alternativa a las aplanadoras que han operado. Pero obviamente dependerá en mucho de la decisión de miles de abogados que se han apartado de las contiendas electorales en su colegio profesional, puesto que una participación masiva de ellos puede marcar un cambio importante y positivo para el país.
Rodríguez-Cerna Rosada es más que un inquieto abogado con preocupación por los temas constitucionales. Su formación se aprecia sólida y su conocimiento del Derecho Constitucional puede apreciarse en sus escritos y en varias acciones que ha presentado con relación a esa importante materia.
Pueden haber otros candidatos con cualidades y méritos, pero es obvio que hace falta aire nuevo, de refresco, que venga a romper con las tendencias a una Corte de componenda y complacencia, como la actual, que ha sido una verdadera pena por la forma antojadiza en que han resuelto tantos casos, con resoluciones que pretenden interpretar pero terminan legislando en un caso en el que no vale el manoseo.