
Las comunidades en Alta Verapaz unen esfuerzos para inaugurar la primera planta procesadora de cacao donde producirán «el licor de cacao que no tiene alcohol».
Santa Catalina La Tinta es la ubicación donde se construyó la nueva fábrica, un proyecto que fue impulsado por la Cooperativa Coopekakaw R.L. y la Asociación de Productores Orgánicos para el Desarrollo Integral del Polochic (APODIP).
El pasado 18 de junio comenzaron las operaciones de la primera planta comunitaria de licor de cacao del país, lo cual es considerado como «un hito histórico que impulsa la economía local, promueve la transformación productiva y abre nuevos mercados para las familias productoras q’eqchi’ del norte de Guatemala».
La planta se encuentra en la aldea Campur, municipio de La Tinta, Alta Verapaz, y es el resultado de más de una década de organización comunitaria, donde el cacao ha sido no solo alimento, sino un símbolo de identidad cultural, ancestralidad y resiliencia en el Valle del Polochic.
Este centro de procesamiento permitirá a más de mil familias productoras transformar y comercializar su cacao bajo estándares de calidad internacional y comercio justo.
«Esta planta de licor de cacao representa el sueño colectivo de nuestras comunidades productoras, es un paso hacia la autonomía económica y hacia la dignificación de nuestra cultura y territorio», expresó Marvin López, director ejecutivo de APODIP.

¿QUÉ ES EL LICOR DE CACAO?
El licor de cacao, también conocido como pasta o masa de cacao, se obtiene al moler los granos fermentados, tostados y descascarillados. Aunque su nombre hace referencia a un licor, no contiene alcohol. Además, constituye una base fundamental para la elaboración de chocolate fino.
Luego de extraer las semillas de cacao y ponerlas a tostar bajo el calor del sol, se retira la cáscara y pasa por otros procesos hasta lograr obtener la pasta y compactarla en bloques para ser enviada a Europa.
María Fernanda Estrada, jefa de planta, explica que cada bloque de pasta de licor pesa 19 kilos (unas 42 libras) y de esa forma puede permanecer 30 días en contenedor seco, por lo que no se derrite.
Estrada refiere que actualmente han logrado producir el segundo lote de exportación. Según sus estimaciones, en mes y medio de producción se puede obtener 23 toneladas de pasta de cacao y todo es exportado hacia Europa.
En cuanto al proceso, se necesitan 22 horas de compactado en cuarto frío para que esté estabilizado cada bloque de licor de cacao. Aproximadamente, se tiene una capacidad de producción de un día de 2 mil 300 kilos.
De esta cuenta, se detalla que la planta tiene una capacidad instalada para procesar hasta 30 toneladas mensuales.
BENEFICIO PARA LAS COMUNIDADES
APODIP refiere que esta infraestructura les permitirá diversificar sus mercados y aumentar los ingresos de las familias productoras. Además, procesará cacao nicaragüense producto de unos acuerdos logrados con tres cooperativas de ese país que beneficiará a 500 familias centroamericanas.
La Asociación expresa que se trata de un proyecto pionero que además de liderarlo, cuenta con el apoyo de sus más de 1 mil 300 socios, así como al apoyo financiero y técnico de aliados estratégicos como Fundación Defensores de la Naturaleza, Heifer International, Rikolto, MAGA-FONAGRO, Oikocredit y la cooperativa francesa Ethiquable.
Con este proyecto, las comunidades q’eqchi’ demuestran su potencial para liderar procesos de desarrollo sostenible, combinando conocimiento ancestral, tecnología, innovación y compromiso con la conservación de la biodiversidad, según APODIP.
Los productores explican que el cacao se cultiva bajo sistemas agroforestales y certificaciones orgánicas, modelos que han demostrado ser aliados de la biodiversidad, del suelo fértil, del agua limpia, y de los bosques que tanto necesitamos preservar, especialmente en un lugar tan estratégico como la Sierra de las Minas.
«Este proyecto demuestra que sí es posible cerrar la cadena de valor desde el campo hasta el mercado internacional, llevando un producto transformado hasta Europa y con vistas a futuro de nuevos mercados», resaltan los productores.
Si bien es un producto de valor exportable, también hay un valor agregado que se queda en el país, con las comunidades, dignificando el trabajo del pequeño productor y productora, generando empleo local, conservando los bosques y fortaleciendo la economía rural.
En ese sentido, Javier Marquez, director de Defensores de la Naturaleza, explica que con la alianza con APODIP se logra trabajar en áreas económicamente sostenibles, con sistemas agroforestales y el cacao orgánico se exporta directamente a Francia.
Por su parte, Tomás Reyes, presidente de la Junta Directiva de APODIP, explica que esta planta es de beneficio para los agricultores, ya que anteriormente se dedicaban a la milpa y al frijol, pero son cosechas de pasadas, mientras que una de las ventajas del cacao es ser anual.
El presidente Bernardo Arévalo y la Ministra de Agricultura, María Fernanda Rivera, asistieron al acto de inauguración de la planta, destacando el modelo de desarrollo sostenible.
El cacao es un símbolo poderoso de lo que somos. 🍫
El cacao, como nosotros, es de aquí. De esta tierra.
Hoy, con la inauguración de la planta procesadora de cacao en Santa Catalina La Tinta, le decimos al mundo que estamos listos para producir, transformar y exportar chocolate… pic.twitter.com/F6TJzk8rDF— Bernardo Arévalo (@BArevalodeLeon) June 18, 2025
VALLE DEL POLOCHIC
La Asociación indica que está conformada por más de 1 mil 300 familias productoras q’eqchi’ del Valle del Polochic, en Alta Verapaz, Guatemala.
Desde su fundación, trabaja por el desarrollo sostenible de sus comunidades a través del impulso de la agricultura orgánica, la seguridad alimentaria, la equidad e igualdad de género, el comercio justo y la conservación del territorio y la biodiversidad.
Su modelo promueve la organización local, el fortalecimiento de capacidades y el acceso a mercados diferenciados, generando bienestar integral y resiliencia en contextos rurales históricamente excluidos.
Según el sitio Valle del Polochic, esta región abarca los municipios de Tamahú, Tucurú, La Tinta, Panzós y Senahú (en Alta Verapaz) y El Estor (en Izabal).
Las tierras de dicha región son irrigadas por el río que lleva el mismo nombre, Polochic y esto permite que sean suelos altamente fértiles y aptos para el cultivo.
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