Un poco de contexto
En el año 2021, exactamente el 5 de julio, aún en plena pandemia, el Dr. Gerardo Hernández, director ejecutivo del Hospital San Juan de Dios de la capital, anunciaba que una mujer de 56 años de Patzicía, Chimaltenango, con antecedentes de diabetes, moría en el hospital a causa del “hongo negro” que en el mundo médico se llama mucormicosis, Cinco días antes, el MSPAS había declarado una alerta epidemiológica dado que el hongo negro se había asociado a la COVID-19.
Una alerta epidemiológica como su nombre lo indica significa prestar atención y vigilar que no suceda o aparezcan nuevos casos. Pero en términos de salud, en aquella oportunidad, eso quería decir «intensificar acciones de vigilancia, prevención y control en pacientes del nuevo coronavirus que presentan comorbilidades, como diabetes mellitus, tratamientos con corticosteroides y enfermedades que comprometen el estado inmunológico de los pacientes». ¿Será que ese hongo y otros, solo tienen que ver con “emergencias”? veamos un poco más esto.
Falta aún mucho por saber sobre micosis y hongos
Para empezar, y de eso está consciente la ciencia y la medicina, las infecciones fúngicas o causadas por hongos llamadas micosis, son un área históricamente descuidada de la investigación de enfermedades y eso a pesar que su mortalidad (aún mal estimada) se aproxima a más de 3.5 millones de muertes cada año. A la par de lo anterior, los médicos cada vez más se tropiezan con la aparición de cepas fúngicas que son menos susceptibles a los fármacos antifúngicos o que evolucionan rápidamente contra los fármacos o que estos no les hacen ni cosquillas.
Las situaciones arriba mencionadas, están obligando a realizar estudios para revelar los múltiples mecanismos por los cuales los hongos colonizan, alteran, modifican y manipulan nuestro organismo, escapan a la vigilancia inmune y generan comorbilidades complejas. Una mayor comprensión de los hongos, pues los hay de diferentes especies, una mayor comprensión de los mecanismos inmunitarios y los factores de susceptibilidad que a ellos tenemos, está empezando a ofrecer nuevas opciones inmunoterapéuticas para el futuro. En resumen, es hasta ahora que la investigación en este campo se está centrando en los hongos patógenos que pueden causarnos infecciones invasivas, destacando los descubrimientos desde las perspectivas del hongo, el huésped y la clínica.
Qué son las enfermedades fúngicas, por hongos o micosis
Son infecciones causadas por cualquier hongo que invade los órganos, tejidos humanos, causando tres tipos de enfermedades: superficiales, subcutáneas o sistémicas. Por supuesto la mayoría de gente conoce las superficiales: uñas piel, cabello, pero las infecciones fúngicas que penetran en diversos tejidos y órganos humanos y que representan una amenaza significativa para millones de personas por diversas razones, nos son desconocidas a la mayoría.
Entonces, muchos médicos e investigadores, consideran los hongos patógenos humanos los «asesinos ocultos», ya que pueden causar numerosas infecciones y crear una carga sin precedentes para la salud humana. Y como nada es estático en la vida, las infecciones por hongos han crecido, a tal punto que se consideran ya una amenaza creciente para la salud humana, se considera que afectan a un tercio de la población humana.
Voy a hacer una aclaración, no nos referimos acá a la enfermedad causada por hongos debido a su ingesta alimentaria. Según el MSPAS, Guatemala presenta altos índices de letalidad en intoxicación por el consumo de hongos silvestres venenosos, pero eso es otra cosa.
Hablemos de causas de infecciones nicóticas no provocadas por ingesta de alimentos
Son varias, pero empecemos por hablar de las universales: 1º El hábitat humano rodeado de miles de factores naturales, químicos y materiales que actúan como agentes causales y determinantes. 2º El cambio climático. 3º El comportamiento de nuestro organismo y eso tiene que ver con el aumento creciente del número de pacientes inmunocomprometidos en todo el mundo, es decir, que presentan alteraciones de su sistema inmunológico que no le permite defenderse adecuadamente. Se sabe que las enfermedades crónicas pueden debilitar el sistema inmunológico, por ejemplo, o deficiencias nutricionales, o contacto con ciertos químicos.
Usted me dirá que ha oído que existen aproximadamente entre 3.5-5.5 millones de especies diferentes de hongos y que de todo ese número solo unas trecientas están relacionadas con enfermedades humanas y de todas ellas, las especies pertenecientes a cuatro géneros especialmente (Aspergillus, Candida, Cryptococcus y Pneumocystis) causan la preponderancia de las muertes o infecciones coránicas con ciertas molestias. Pues sí que es cierto, pero esas pocas, causan muchos daños.
Y cómo nos atacan
Primero quítese la idea de que es la humedad la única causante de las micosis. Son varias las razones. En primer lugar, los hongos y sus esporas, son viajeros que pueden hacerlo al igual que nosotros por aire, agua o tierra y a eso añaden contacto entre las personas. De tal manera que las micosis (las enfermedades por hongos) dependen principalmente de las intrincadas interacciones entre los patógenos, los huéspedes humanos susceptibles y sus entornos. Entonces debemos entender las micosis pensando I. su sitio de infección, II. ruta de adquisición y III. el tipo de virulencia que exhiben y que se puede resumir en un cuadro:

Micosis superficiales/cutáneas
El cuerpo humano, los epitelios queratinizados del cuerpo humano como la piel, sirven de barrera natural para los microbios y ayudan al cuerpo a defenderse contra muchas infecciones fúngicas. Esta capa previene la invasión de microbios a tejidos más profundos, evitando que puede causar enfermedades más graves. También la piel secreta varias sustancias (por ejemplo, sudor, sebo, transferrina, péptidos antimicrobianos) que ayudan a prevenir el crecimiento de microbios. No obstante, algunas especies de hongos poseen la capacidad de romper los mecanismos defensivos del cuerpo humano, colonizando la piel superficial y causando infecciones.
Las infecciones de la piel, el cabello y las uñas se consideran micosis superficiales o cutáneas. Se pueden transmitir de humano a humano (antropofílicos), de animal a humano (zoofílicos) o de suelo a humano (geofílicos). Estos hongos prosperan en ambientes cálidos y húmedos, lo que los hace más frecuentes en regiones tropicales y subtropicales. Los síntomas de estas enfermedades pueden variar en apariencia, incluyendo inflamación, hinchazón y vesículas. Las uñas pueden ser quebradizas, elevadas, descoloridas y más gruesas si tienen una infección por hongos.
Micosis subcutáneas
Las micosis subcutáneas ocurren usualmente cuando el hongo se implanta a través de un corte o lesiones en la piel. Muy a menudo, los trabajadores descuidados y desprotegidos, incluidos los agricultores, jardineros y niños, son susceptibles a estas infecciones. Los síntomas de las infecciones subcutáneas pueden variar con la enfermedad, pero típicamente se presentan como fístulas, nódulos localizados, tejido granulomatoso, masas subcutáneas con abscesos y ulceraciones.
Micosis sistémicas
Son las que afectan los órganos internos, incluidos los pulmones y el cerebro, y posteriormente afectan a todo el cuerpo. Principalmente, estas infecciones ocurren por inhalación de esporas o hifas y se diseminan a través del torrente sanguíneo a múltiples órganos. La gravedad de la infección depende del estado clínico del paciente, y la fiebre, la tos y la pérdida de apetito son los síntomas comunes. Hay dos tipos de micosis sistémicas, incluidas las infecciones respiratorias endémicas y las infecciones oportunistas. Aunque las infecciones respiratorias endémicas afectan tanto a huéspedes inmunocompetentes, como inmunodeprimidos, los pacientes inmunodeprimidos tienen un mayor riesgo de infecciones oportunistas.
Micosis oportunistas
Típicamente estas infecciones fúngicas no causan enfermedad en personas sanas, pero pueden conducir a enfermedades en personas con sistemas inmunes debilitados. Sin embargo, la virulencia y patogenicidad de estos hongos se explican por su capacidad de sobrevivir y reproducirse en condiciones que no son favorables para su crecimiento. Hay muchos factores de riesgo para las infecciones fúngicas oportunistas, como las infecciones por VIH, quimioterapia contra el cáncer, trasplante de órganos sólidos, granulocitopenia, vejez, nacimiento prematuro, el uso de antibióticos de amplio espectro, cirugía gastrointestinal y catéteres vasculares centrales. Además, algunas enfermedades crónicas y otras situaciones debilitantes, brindan condiciones ambientales adecuadas para la colonización y crecimiento de los hongos, tales como tumores malignos, tuberculosis, Covid-19, absceso amebiano del hígado y procedimientos quirúrgicos.
II. Vía de adquisición del patógeno
Las micosis exógenas son aquellas que pueden transmitir enfermedades a individuos a través de una ruta externa, como contactos aéreos, cutáneos o percutáneos. Por ejemplo, puede ser inhalada por humanos cuando las esporas del hongo se elevan en tormentas de polvo. Posteriormente, puede infectar los pulmones y tejidos circundantes, y pueden ocurrir varios síntomas (es decir, tos, fatiga, fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares o articulares, erupciones en la parte superior del cuerpo o piernas).
Las micosis endógenas en contraste se originan a partir de hongos que forman parte de la microbiota humana normal. Por ejemplo, las especies de Candida existen inofensivamente en el cuerpo en condiciones normales, pero cuando el equilibrio del sistema inmunitario o la microbiota se altera por cualquier causa, pueden causar infecciones.
III. Tipo de virulencia exhibida por el hongo
Las infecciones primarias ocurren en un huésped inmunológicamente normal (huésped sano) y usualmente resultan de la inhalación de esporas de hongos, lo que puede llevar a neumonía como síntoma primario. La infección a menudo causa solo síntomas moderados similares a la gripe en huéspedes sanos, pero puede ser devastadora en personas con sistemas inmunes debilitados (por ejemplo, pacientes infectados por VIH).
Las infecciones oportunistas ocurren casi exclusivamente en pacientes inmunocomprometidos con mecanismos de defensa inmune debilitados.
Y qué se necesita para que parasiten y ataquen
Según tres grandes expertos en el tema, Julia R. Köhler, Arturo Casadevall y John Perfect, para que un hongo, parasite a un ser humano se necesita una estrategia compleja y definen que para hacerlo deben cumplir cuatro criterios: (1) Debe ser capaz de crecer a altas temperaturas: de 37 °C o más. (2) Debe ser capaz de alcanzar los tejidos que parasitará, penetrando las barreras tisulares del huésped o eludiéndolas mediante pequeñas células aerotransportadas que entran directamente en los espacios llenos de aire de los pulmones y los senos paranasales. (3) Debe ser capaz de digerir y absorber componentes de los tejidos humanos. (4) Finalmente, debe ser capaz de resistir el sistema inmunitario humano.
En resumen:
1º Las micosis en humanos presentan diversas manifestaciones clínicas esenciales para un diagnóstico preciso y un tratamiento efectivo.
2º Comprender estos aspectos es crucial en la práctica clínica. Las manifestaciones varían según el agente causal y el sitio de la infección. Las micosis superficiales muestran lesiones cutáneas localizadas (p. ej., tiña del pie). Las micosis cutáneas se presentan como lesiones inflamatorias o no inflamatorias (p. ej., candidiasis). Las micosis subcutáneas causan infecciones crónicas localizadas, mientras que las micosis sistémicas conducen a síntomas sistémicos.
3º El diagnóstico incluye el examen clínico, la microscopía, el cultivo y las técnicas moleculares.
4º El tratamiento varía según el tipo de infección y la gravedad.
5º El estudio de los hongos patógenos humanos, proporciona información sobre las interacciones huésped-patógeno y las respuestas inmunitarias. Los hongos han desarrollado estrategias complejas para evadir las defensas del huésped, y comprender estos mecanismos es crucial para el desarrollo de inmunoterapias y vacunas.