Estuardo Gamalero

No todo lo que brilla es oro” -Sentido común-

El «lanzaperfume» es un aromatizador de ambientes utilizado como droga recreacional de tipo inhalante. Su fabricación inició en Francia y fue exportada a Brasil a principios del siglo XX. En 1922 la droga empezó a producirse en Brasil. Lanzaperfume adquirió fama y fue el éxtasis en los carnavales de Río de Janeiro. Por cierto hay una canción de Rita Lee, que lleva ese título, y para los setenteros y ochenteros seguramente traerá buenos recuerdos.

No todo lo que luce bien o parece bueno lo es. Fácilmente caemos en trampas, nos engañan los espejismos y llegamos a celebrar cuestiones que creemos victorias, siendo en realidad derrotas en su primera etapa. Cuando no analizamos, no cuestionamos o no abrimos bien los ojos, muy probablemente alimentamos un engaño o fortalecemos una falencia: por repetición nos volvemos expertos en cometer errores.
Ya sea por sentido común o quizás por paranoia, no termino de descifrar la agenda del país: ¿hacia dónde nos están o nos estamos arrinconando? Entiendo que la política resulte en un juego de negociaciones y concesiones entre adversarios y aliados, cuyo objetivo es “posicionamiento” o la “cuota de poder”. En el juego actual, veo una sociedad civil dispersa (nada nuevo) con intereses de grupos de presión infiltrados y que en nada representan el interés social. Percibo un ala de la comunidad internacional debilitando la institucionalidad del país y contradiciendo abiertamente el artículo 41 de la Convención de Viena, que expresamente dice: las misiones diplomáticas (los otros Estados) “están obligadas a no inmiscuirse en los asuntos internos de otro Estado”. Veo funcionarios y dignatarios de la Nación bailando con Dios y con el diablo, repitiendo errores del pasado: justificando trinquetes y midiendo su peso político en atención a un dizque olfato, que les empodera en la guayaba, pero que daña la República.
En los últimos diez días, he tenido la oportunidad de anticipar y sufrir de cerca la agenda del Organismo Legislativo y de la misma manera que funciona el “Lanzaperfume” narcotizando a todos los que lo huelen, veo un intento para debilitar al escuálido Poder Ejecutivo. Percibo bloques legislativos, violando sus compromisos de campaña, cuando con una mano pedían financiamiento y con la otra solicitaban el voto.
Haciendo a un lado el efecto positivo de las denuncias de corrupción del Presidente Mario Taracena, les dejo algo del menú del Congreso de esta semana: Ley del Sistema de Desarrollo Rural -4084- (en mi opinión el proyecto disfraza la reforma agraria, atenta contra la propiedad privada y está plagada de inconstitucionalidades); Reformas a la Ley Orgánica del Ministerio Público (en mi opinión, intenta reforzar el rol del Ministerio Público y su independencia); Ley de incremento económico a las jubilaciones de los beneficiarios de las clases pasivas del Estado (su título la explica); Ley Emergente para la Conservación del Empleo (en mi opinión intenta la conservación de 100 mil empleos formales atribuibles a la Maquila); Ley Nacional de la Juventud (en mi opinión, puede abrir un camino equivocado e incrementar la burocracia en nombre de la juventud); Ley Marco de Ordenamiento y Desarrollo Territorial (en mi opinión, supuestamente pretende regular el uso del territorio para diferentes fines… invade esferas constitucionales y de no corregir los errores, muy probablemente desincentivará el crecimiento y la inversión urbana y rural). También nos sirvieron en agenda: Ley Constitutiva del Ejército de Guatemala; Ley de Medios de Comunicación Comunitaria y Ley de Comisión de Búsqueda de Personas, Víctimas de la Desaparición forzada y otras formas de desaparición.

Me pregunto: ¿Hay alguna política de Estado en relación a esos temas o son chapuces?

Mi intención no es criticar arbitrariamente, sino cuestionar si dicho fiambre legislativo constituye una agenda real, o más bien es un complot para dividir a la sociedad, debilitar al ejército, someter al Presidente, colapsar la economía del país y cuestionar nuestra soberanía. Una agenda es e implica, un conjunto de temas y el desarrollo de actividades en un tiempo y espacio determinados. Un complot, implica la confabulación entre dos o más personas en contra de otra u otras. El diccionario también lo define como: la cooperación secreta y perjudicial en contra de alguien. Esto se conoce como un complot político.
Por si lo anterior les parece poco: esta semana también aparecieron dos “intentonas” para meterle mano a la Constitución Política: la primera con padres putativos, pero sin pies y cabeza, que llama a Asamblea Nacional Constituyente para abordar temas que son de Consulta Popular (vaya flagrante intento de golpe de Estado); Una segunda para modificar el Poder Judicial, sobre la cual prefiero no opinar antes de conocerla en detalle.

Vale la pena recordar, cómo hace dos años e incluso hace un año, los chapines cuestionábamos la alianza perversa entre rojos y naranjas: pactos para el voto que los actores presentaban socialmente como “acuerdos políticos normales”.
¿Iremos en la misma dirección?

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