Isabel Pinillos – Puente Norte
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Tras el inicio de las elecciones primarias de Estados Unidos en Iowa, es importante repasar el intrigante sistema electoral de este país que culminará con la designación de la persona con mayor influencia en la región.

La elección tiene tres etapas. Las primarias, en donde cada partido escoge electores por estado, la convención nacional, donde los electores escogidos por cada partido se reúnen para definir al candidato del partido, y la última etapa concluye con las elecciones generales, en noviembre.

Durante las elecciones primarias, de forma simultánea, tanto republicanos como demócratas escogen a los electores que irán a la convención nacional. El proceso primario transcurre entre febrero y junio, y Iowa es el primer estado en participar.

Si fuera la Copa Mundial, las elecciones primarias, serían “la semifinal”, pero bajo un proceso de eliminación en que cada partido compite internamente para “ganar” electores para cada uno de los estados. Aquí es donde se complica la historia, ya que cada estado tiene sus propias reglas de elección. En la mayoría de estados se escogen a través de una simple votación. Pero en otros estados, como Iowa, utilizan el sistema del “caucus” una especie de “asamblea de vecinos” en donde se depuran los candidatos en donde solo sobreviven los más fuertes. En la primera votación marcan su preferencia y luego se hacen negociaciones hasta llegar a una elección final. En el sistema republicano después de escuchar las propuestas lo hacen a través del balotaje, pero los demócratas tienen un sistema más sofisticado. En este proceso, se eliminan a los que no lleguen al 15% y los simpatizantes del candidato eliminado pueden decidir si apoyan a los restantes. Aquí comienza una especie de mercado electoral donde se hacen ofrecimientos y persuasiones hasta llegar a los porcentajes permitidos. Lo interesante es que todos conocen el voto de los demás y permite que la comunidad entre en debate sobre temas a nivel local y nacional.

Dentro de la carrera electoral, existen tres factores que logran llevar a un presidente a la Casa Blanca, conocidos como las tres “Ms”, en inglés: Momentum, Money (dinero), Media (medios).

Desde 1972, es en el estado de Iowa donde inician las elecciones primarias. Ser el primero es importante porque ganar aquí proporciona el momentum que necesitan los candidatos para impulsar su campaña. Esto hace que un estado relativamente pequeño, rural, blanco, sin mayor diversidad ni representatividad se haya convertido en el campo de batalla en donde candidatos pequeños y grandes puedan darse a conocer por igual aún sin mayor presupuesto, y puedan discutir en espacios comunitarios sus planes de gobierno. Por su parte, los Iowanos se toman muy en serio su rol protagónico, con una participación masiva, por lo que los candidatos deben tomar en cuenta las necesidades de este estado atípico de la unión.

El lunes, en las elecciones de los demócratas, hubo un empate técnico entre Hillary Clinton quien ha invertido en posicionarse desde hace una década, y Bernie Sanders, quien está emergiendo con un encendido discurso a favor de romper la brecha de inequidad económica. Entre los republicanos, el ultraconservador Ted Cruz le ganó al magnate Donald Trump, y en un prometedor tercer lugar, Marco Rubio representa una opción más moderada.

En el caso de Trump, quien no logró el codiciado primer lugar, tuvo que usar la carta de la “humildad” contraria a su carácter, pues teniendo ya el dinero y los medios, no obtuvo el “momentum” que Iowa le hubiera podido proporcionar. New Hampshire es el siguiente Estado, en donde se empezará a perfilar las tendencias que definan la Presidencia del país.

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