El artículo 141 de la Constitución de la República explica, textualmente, lo siguiente: “Soberanía. La soberanía radica en el pueblo quien la delega, para su ejercicio, en los Organismos Legislativo, Ejecutivo y Judicial. La subordinación entre los mismos, es prohibida”. La elección del año 2023 fue claramente un ejercicio de la soberanía popular que decidió elegir al candidato que se mostraba ajeno a las mafias que se fueron adueñando del país a lo largo de varios gobiernos dedicados a la corrupción, por lo que tenemos que entender que el mandato fue para emprender la ruta de rescate de la Nación.
Viendo la forma en que siguen operando y se reorganizan con todo descaro esas mafias, que ahora buscan convertir nuevamente al Congreso en el cimiento de su poder, es momento de hacer un llamado al Presidente para que se decida y acate el mandato popular de la transformación del país. No caben medias tintas porque los otros, los que se han enriquecido a costa de las necesidades y hasta el hambre de la población, están reagrupándose para constituir un formidable poder capaz de incrementar sus ya inmensas ganancias.
Claro está que no es una tarea fácil. A muchos en su bancada, con Samuel Pérez a la cabeza, les salió mal el juego de querer jugar a mafias. Aceptaron lo que no debían, jugaron con lo que no era permitido y se quemaron de forma fea. Resultó que solo quedaron en evidencia y su relación con Luis Aguirre ahora les termina pasando una enorme factura. Allan Rodríguez y Luis Aguirre tienen algo personal que va más allá del derechazo que uno le metió al otro y el país queda en medio de un pleito de mafias, pero todo se resume en caprichos y la voluntad de las mafias de tener pleno control.
Las figuras más destacadas de las diferentes mafias que se han puesto de acuerdo en otras oportunidades vuelven a las andadas y, obviamente, van con todo pensando en la conformación de la futura Corte de Constitucionalidad y designación de Fiscal General, entendiendo el papel vital que ambas instituciones juegan en el tema de la impunidad. El objetivo de esos grupos es no solo dejar el camino libre para su enriquecimiento, sino la garantía de que no se dará otro fenómeno como el del 2015.
En ese año, cuando se produjo la renuncia de Roxana Baldetti y de Otto Pérez Molina, hubo movilización popular que aceleró el proceso que abría las puertas a la construcción de una Guatemala diferente. Sin embargo, todo sucedió tan rápido que la elección de ese mismo año terminó consagrando como Presidente a quien se dijo “Ni corrupto ni ladrón”, engañando olímpicamente a los electores que no se dieron cuenta que eligieron a alguien aún peor de lo que habíamos tenido.
La respuesta popular del 2023 fue mucho más amplia, representativa y directa que la del 2017 y eso se tiene que entender en el marco de lo que estamos afirmando, es decir, en el sentido de que fue una expresión ciudadana clarísima y fuerte en contra de las mafias.
Ahora corresponde al electo por esa voluntad ciudadana, transformada en mandato popular, cumplir con lo que de él esperaron sus electores y no se puede seguir con poca determinación viendo la arremetida que están ya ejecutando.
El poder tiene muchas herramientas dentro del marco de la ley y es cuestión de armar un cuarto de estrategia para lograr la transformación que tanto necesita este país.