Roberto Arias
Esta es la última entrega del discurso histórico en Río de Janeiro, por José Mujica, Presidente de la República Oriental del Uruguay, en la cumbre Río+20. Este discurso contiene una fuerza humana que no es compatible con la cultura de voracidad de los políticos y de las cúpulas económicas que han cooptado al Estado de Guatemala.
“Y tienen que generar ese híper consumo, cosa de que las cosas duren poco, porque hay que vender mucho. Y una lamparita eléctrica, entonces, no puede durar más de 1000 horas encendida. ¡Pero hay lamparitas que pueden durar 100 mil horas encendidas! Pero esas no, no se pueden hacer; porque el problema es el mercado, porque tenemos que trabajar y tenemos que sostener una civilización del ´úselo y tírelo´, y así estamos en un círculo vicioso. Estos son problemas de carácter político. Nos están indicando que es hora de empezar a luchar por otra cultura.
No se trata de plantearnos el volver a la época del hombre de las cavernas, ni de tener un ´monumento al atraso´. Pero no podemos seguir, indefinidamente, gobernados por el mercado, sino que tenemos que gobernar al mercado. Por ello digo, en mi humilde manera de pensar, que el problema que tenemos es de carácter político. Los viejos pensadores –Epicúreo, Séneca y también los Aymaras- definían: ´pobre no es el que tiene poco sino el que necesita infinitamente mucho´. Y desea más y más. Esta es una clave de carácter cultural.
Entonces, voy a saludar el esfuerzo y los acuerdos que se hagan. Y lo voy acompañar, como gobernante. Sé que algunas cosas de las que estoy diciendo ´rechinan´. Pero tenemos que darnos cuenta de que la crisis del agua y de la agresión al medio ambiente no es la causa. La causa es el modelo de civilización que hemos montado. Y lo que tenemos que revisar es nuestra forma de vivir.
Pertenezco a un pequeño país muy bien dotado de recursos naturales para vivir. En mi país hay poco más de 3 millones de habitantes. Pero hay unos 13 millones de vacas, de las mejores del mundo. Y unos 8 o 10 millones de estupendas ovejas. Mi país es exportador de comida, de lácteos, de carne. Es una penillanura y casi el 90% de su territorio es aprovechable.
Mis compañeros trabajadores, lucharon mucho por las 8 horas de trabajo. Y ahora están consiguiendo las 6 horas. Pero el que tiene 6 horas, se consigue dos trabajos; por lo tanto, trabaja más que antes. ¿Por qué? Porque tiene que pagar una cantidad de cosas: la moto, el auto, cuotas y cuotas y cuando se quiere acordar, es un viejo al que se le fue la vida. Y uno se hace esta pregunta: ¿ese es el destino de la vida humana?
Estas cosas que digo son muy elementales: el desarrollo no puede ser en contra de la felicidad. Tiene que ser a favor de la felicidad humana; del amor a la tierra, del cuidado a los hijos, junto a los amigos. Y tener, sí, lo elemental.
Precisamente, porque es el tesoro más importante que tenemos. Cuando luchamos por el medio ambiente, tenemos que recordar que el primer elemento del medio ambiente se llama felicidad humana. Gracias……!!!”