La educación técnica en Guatemala ha sido abandonada. Este abandono es real, se observa en las deterioradas instalaciones de los institutos técnicos que una vez florecieron. Pero el abandono no solamente es en las instalaciones de los institutos técnicos, sino que hay un abandono conceptual. La otrora educación técnica de mediados del siglo pasado hasta finales del siglo estaba enfocada a la transición entre lo artesanal y lo industrial. Por eso emergieron entonces una serie de nombres de cursos como el de artes industriales, curso que todos los que estudiamos entonces debimos llevar. Emergieron los institutos técnicos llamados técnicos industriales, que, si bien tenían cierta claridad en su función, porque construían capacidades técnicas, fueron alcanzados por el desarrollo de las nuevas tecnologías de tal forma que ahora se encuentran en una nebulosa conceptual sobre su función, objetivo y naturaleza.

Hay que diferenciar las varias connotaciones de educación técnica. En principio, hay una educación técnica que todas las personas deberían tener, así como todos deben saber lo básico de la matemática, de la ciencia, del idioma español, de la lectura, así también hay conocimientos, competencias y prácticas técnicas que todas las personas deberían tener como parte de su educación general, eso incluye capacidad de utilizar herramientas básicas, martillo, clavos, desarmador, alicate, serrucho, poner y quitar tornillos, saber componer una llave que se arruina en un lavaplatos, conocer elementos básicos de un sencillo circuito eléctrico, saber cómo funciona un apagador y un seguro eléctrico, cosas de la vida cotidiana que no requieren especialización alguna. Cierto, no es que sean plomeros, ni que sean carpinteros, ni que sean mecánicos, ni que sean electricistas, no. Me refiero a lo elemental, así como no esperamos que un niño sea matemático profesional, debe saber las operaciones básicas desde la primaria, igual con la educación técnica para todos. Esta educación está ausente en la educación guatemalteca.

Ciertamente hay institutos técnicos, caso en punto es el Fischman, un instituto técnico industrial que se encuentra en la zona 13 de Guatemala. El Fischman se encuentra totalmente deteriorado, pero su deterioro es mucho más que abandono físico, es abandono conceptual, abandono filosófico, abandono político y lo que yo llamo abandono emocional. Se perdió la razón de ser de este instituto y de la educación técnica guatemalteca. Estos institutos, como el Fischman o Kerschensteiner y otros nacen para proveer educación técnica vocacional, esto es, no es la educación técnica para todos del párrafo anterior, sino educación técnica para el trabajo. Para los años 70 y 80 del siglo pasado se tenía más claridad sobre la educación técnica vocacional. Entonces Alemania, que aún tiene una excelente educación técnica, apoyó con estos institutos de educación técnica vocacional de secundaria. Desde entonces mucha agua ha pasado por debajo del puente de la educación técnica mundial. Puede leerse un resumen en el excelente libro de UNESCO, Unleashing the potential: transforming technical and vocational education and training, 2015.

Con la emergencia de las nuevas tecnologías, particularmente tecnologías de la información y comunicación, computadoras, lenguajes de computación, programación, modelación, simulación, manejo de big data, impresoras 3-D, inteligencia artificial y otras se generó una nueva demanda de educación técnica enfocada en computación. Esa ya tiene un espacio en la educación secundaria y tiene sus propias especialidades en las ingenierías, particularmente ingeniería en sistemas, ingeniería de software, ingeniería computacional. También quedó una componente más sencilla de esta área, reparación y mantenimiento de computadoras en algunas secundarias del país. Sin embargo, la educación técnica vocacional quedó relegada a unas cuantas instituciones, pero quedó extraviada al no tener ninguna direccionalidad del Ministerio de Educación.

La educación técnica, ya sea la educación técnica para todos y todas o la misma educación técnica vocacional se encuentra perdida porque el Ministerio de Educación no ha generado política educativa alguna que direccione dicha importantísima educación. No hay una política nacional de educación técnica. Lo que hay son algunos institutos aislados de educación técnica que se caen en pedazos, física y conceptualmente. También emerge el Intecap, Instituto Técnico de Capacitación y Productividad, un instituto conceptualizado por empresarios de la iniciativa privada para mejorar las capacidades técnicas de los empleados, esto es, un instituto de entrenamiento laboral. La educación técnica que debe conceptualizar el Ministerio de Educación es una educación para todos y todas, una educación técnica crítica, no tecnocrática, capaz de mejorar capacidades técnicas, económicas, desarrollar ciudadanos críticos y creativos. De esa no hay direccionalidad alguna. Por eso hay que hacer un diagnóstico profundo de las capacidades de educación técnica nacional, construir un mapa, esbozar una política nacional de educación técnica que nos permita salir de este subdesarrollo técnico en que nos encontramos. Sí ministra Giracca, ese es un asunto urgente. La educación técnica de los y las guatemaltecas no puede seguir abandonada. Hagamos ese plan. Si no es ahora, no será nunca ministra.

Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

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