Antes de la investidura del presidente Jimmy Morales se dará la toma de posesión de los diputados que integrarán la legislatura 2016-2020 y en la que vuelven a aparecer viejos rostros ya conocidos por la población y algunos nuevos que, sin embargo, tienen exactamente el mismo origen de los otros y por lo tanto responden a los mismos intereses. Pero no se puede cuestionar la legitimidad de la Asamblea Legislativa porque el ciudadano con su voto la consagró, a pesar de que en forma vaga fuera cuestionado el ejercicio cuando se pidió a gritos la reforma de la Ley Electoral y de Partidos Políticos para introducir cambios en la forma de hacer la elección.

El caso es que siguen en el tapete las necesidades de reformar el sistema político y administrativo para enfrentar con nuevas herramientas la corrupción que se ha generalizado en el país y que es el Congreso la pieza clave que tendría que responder al clamor popular para hacer las modificaciones legales que se estiman necesarias a fin de acabar con la nefasta influencia de los financistas que tienen secuestrado el mandato popular.

Nosotros creemos que la legislatura que se instala hoy no tiene el perfil necesario para hacer cambios que significarían a esos diputados renunciar a sus privilegios porque una de las cosas que se tienen que regular es el tema de la reelección ilimitada y hay varios que han hecho de su labor legislativa su forma de vida. Pero además gozan de ingresos adicionales gracias al clima generalizado de corrupción y por ello no les interesa ni conviene que se puedan implementar acciones de transparencia.

De suerte que hoy, en el Teatro Nacional, el presidente electo Jimmy Morales será juramentado ante una representación nacional legalmente constituida pero cuya verdadera representatividad es cuestionable porque ni ahora ni en el pasado ha sido ese el factor más importante a la hora de que los diputados toman sus decisiones. De hecho cada diputado hace lo que le viene en gana sin tomar en cuenta a sus electores y lo único que al final de cuentas le importa es reunir suficiente dinero para poder comprar su candidatura en alguno de los partidos políticos para seguir con el lucrativo negocio de proclamarse representante del pueblo.

Por ello es que si la ciudadanía realmente quiere jugar un papel importante y se propone ser rectora de la situación, tiene que entender que es el Congreso la pieza clave para lograr los cambios que la sociedad reclama y hacia ese organismo deberá dirigirse la presión popular.

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