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Seguimos con los relatos de este libro. Este paréntesis histórico es importante, porque es una travesía con algunos muchachos de la Escuela de Derecho en los años 1946, 1947, 1948 y 1949. Historias como una saga y anales, con mi padre y sus compañeros, anécdotas, narraciones y relatos con grandes amigos. Una verdad con añoranza vivencial de su educación en esa Escuela, la inquietante y rebelde juventud, en esos años, quienes formados en esa generación, quienes empezaron a moldear en sus aulas, y recordarse insignes y eminentes Maestros, que fueron sus guías y ejemplo en la formación social y humana, que pudieron alcanzar su instrucción, enseñanza y educación.

Estoy con narrativas de mi padre y yo; pero esta digresión resulta ineludible para situar las figuras de esos muchachos de la Universidad de San Carlos. Adolescentes de esa facultad de la academia, “puros cuates”, y fue un enero de 1949, cuando se encaminaron a América del Sur, en un avión Douglas C-26 de la Fuerza Aérea Guatemalteca (FAG) y se los dio el Doctor Juan José Arévalo Bermejo, Presidente Constitucional de Guatemala. Eran veinticuatro patojos, felices y afortunados, una aventura, llenos de ideas y conocimientos, con sus valores, fue una epopeya. Seguro que esa etapa de su vida tuvo un fuerte arraigo, una raíz que estoy seguro fue muy positiva para formar a profesionales, pero sobre todo en su actuar como hombres conscientes, con dignidad, justicia y solidaridad. De esos veinticuatro muchachos está solo uno vivo, es Mario “Caulas” Guerra Roldán, y los últimos que murieron fueron Héctor Horacio “el Bimbo” Zachrisson Descamps quien llegó a sus 100 años de vida, y murió el 7 de junio de 2022. “El Bimbo”, un jurista, un ejemplo de compromiso, con la verdad y la causa de la democracia, un político comprometido con la justicia y Mario Aguirre Godoy, murió el 9 de febrero de 2023, abogado y catedrático universitario que promovió reformas a las leyes del país, por su amplio conocimiento en los temas legales, fue impulsor de varios proyectos y publicó más de cuatro o cinco libros, de información acerca del código procesal civil del país. Fue docente en la Universidad de San Carlos de Guatemala, donde enseñó a profesionales del derecho durante varias décadas, promoviendo la excelencia estudiantil. Estos dos juristas, Héctor Zachrisson Descamps y Mario Aguirre Godoy, eruditos de su generación.

Ese grupo de muchachos de la Escuela de Derecho, ese enero de 1949 a Sudamérica, eran 24 muchachos. Tengo fotografías donde están los 24 universitarios, entro ellos mi papá. Y están anécdotas de mi padre y yo. En esos días tengo muchas fotos, pero de las más importantes, es una fotografía tomada en Chile, ese enero de 1949, en la Rectoría de la Universidad Nacional y Autónoma de la República de Chile (Santiago). Los compañeros y el licenciado José Roltz-Bennet, el Jefe de la delegación de universitarios guatemaltecos. Están: Pancho Villagrán Kramer, Fito Mijangos, Félix «Tabla» Castillo Milla, Miguel Ángel «Plátano» Ortega Mérida, Mario «Caulas» Guerra Roldán, Mario Aguirre Godoy, Irvin «el Choco» Aguilar Fuentes, Carlos Alberto «Tarzán» Velázquez Calderón, Héctor «el Azacuán» Ramos, José «Chepito» Solís, Héctor Horacio «el Bimbo» Zachrisson Descamps, Ángel Valle y mi padre Flaminio Bonilla Isaacs y otros amigos universitarios que no recuerdo los nombres.

Aquí están anécdotas, episodios y remembranzas de muchos amigos que ya se fueron. A mí me invade la morriña, antes con el papel, lápiz y por la computadora; empiezo a dibujar relatos y vivencias y no puedo dejar de recordar a los forjadores de esta generación de los 40ª, 50ª, y 60ª, no puedo dejar de sentirme vivo al lado de todo ese grupo de abogados universitarios, que nos enseñaron a diferenciar entre la libertad y la opresión, entre la dignidad y el vasallaje, entre la justicia y la arbitrariedad, entre la decencia y la inmoralidad. Compañeros universitarios en quienes jamás tuvo asomo la antinomia y el desdobles, la farsa y la irracionalidad. Totalmente esos 24 universitarios, fueron graduados como abogados y algunos políticos, y siempre al lado de los correctos, acertado y respetuoso, con la defensa de la constitución, libertad y democracia. Y siempre oportunos, legítimos e idóneos.

Estos juristas, que sí significan las Togas, que tienen dignidad a esos esos abogados, que estuvieron en el engranaje rol, de mayor importancia e impacto en cuestionar, criticar, señalar y enderezar todo aquello que significa un desvío en la implementación de un verdadero esquema en el desarrollo de la legalidad, de la estructuración funcional de un Estado de Derecho, en donde todos cumplieron y respetaron las normas de una pacífica convivencia, con humanismo, justicia, solidaridad, devoción y decencia. Juristas honestos, capaces, íntegros y patriotas ciudadanos. En la vida institucional del Estado, se ha visto muchos veces reforzada con las actuaciones, combativos, cuestionador, exigente y creativo con el Derecho y los más altos y elevados valores de la Justicia, esos muchachos abogados, fueron ejemplo en la construcción de una sociedad diferente, en la creación de ese conglomerado social que todos deseamos alcanzar, en donde la justicia social, el derecho, la razón y la moral, sean los pilares que sostienen la estructura de la Nación guatemalteca, a fin de obtener su correcto y necesario desarrollo. Fueron abogados conocedores de la realidad como Nación, que esgrimían la defensa de la constitucionalidad y la legalidad, anteponiendo ello a los intereses particulares de la posición y a los privilegios que su posición acarrea. Abogados vigilantes obligatorios de la legalidad e impulsadores de primera fila en la implementación de la verdadera Justicia, abogados para debatir, concertar, para tener consenso, hombres investigadores, con sentido común.

Porque esos muchachos, sí supieron que la Abogacía no es un título sino un ejercicio, un diario combatir en contra de la corrupción, la ilegalidad y de la injusticia, una pelea diaria en contra de la arbitrariedad y el abuso. Abogados fueron los correctos, los íntegros, con decencia, con ética y honestidad, con vocación humanista; es de estos intelectuales y pensadores de la academia, con los revolucionarios democráticos, consecuentes y propositivos. Los que tenían con decoro, exactitud, con agallas y temple.

Porque estos universitarios “enlazan los principios filosófico morales que sustentan en teoría con la conducta que tales principios le llevan a observar en la práctica”. Esta crónica y reseña es pequeña pero grande en sus vidas.

Porque la justicia, la solidaridad y la dignidad, son conceptos de conciencia moral, es una forma de comprender el hombre sus deberes y responsabilidades ante la sociedad, reflejando la actitud moral de la persona hacia sí misma y de la sociedad. Por esto, la dignidad es pues, una categoría ética.

Estimo atinado cerrar este artículo, con estas palabras del maestro e ilustre Ángel Ossorio, Ex- Decano del Colegio de Abogados de Madrid, nos dice en “El Alma de la Toga”, sobre quién es Abogado: “La abogacía no es una consagración académica, sino una concreción profesional. Los abogados no se hacen con el título de licenciado, sino con las disposiciones psicológicas, adquiridas a costa de trozos sangrantes de la vida. Abogado es, en conclusión, el que ejerce permanentemente”.

Flaminio Bonilla

Abogado, escritor, comentarista, analista de prensa, columnista en “Siglo XXI” de 1991 y luego en La Hora del año 1991 a la fecha con mi columna “sin esconder la mano”. En la política nacional fue miembro del Partido Democracia Cristiana Guatemalteca, su Vicepresidente del Consejo Político Nacional y Director Nacional de la “Organización Profesional Demócrata Cristiana”. Soy un hombre de izquierda y soy socialdemócrata. Fui Registrador General de la Propiedad del 1982 al 1986; Registrador Mercantil General de la República del 1986 al 1990 y luego 15 años Representante Judicial y Consultor Jurídico del Registro Mercantil. Ha sido profesor universitario en la Facultad de Derecho de la USAC y en la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar. Especialista en Derecho Mercantil Corporativo y Constitucional. Soy graduado en Guerra Política del Colegio Fu Hsing Kang de Taipéi, Taiwán.

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