La Fiscalía General entregó este miércoles a familiares los restos de un joven desaparecido y que fueron encontrados en una fosa clandestina ubicada en una localidad cercana a la capital San Salvador.
Se trata, de acuerdo con la información compartida por la Fiscalía en X, de los restos de Óscar Alexis Arévalo Rauda, de 19 años.
La fuente indicó que, según las investigaciones, «la víctima fue privada de libertad por pandilleros del Barrio 18 en la Residencial Cumbres de San Bartolo», en el central distrito de Tonacatepeque.
En ese lugar se desconoce la cantidad de osamentas que podría contener.
La Fiscalía señaló que «los restos del joven fueron exhumados el pasado 24 de septiembre de una fosa clandestina del sector donde ocurrió la desaparición», para luego ser llevados al Instituto de Medicina Legal, «donde se le realizaron los análisis respectivos».
Añadió que se ha brindado acompañamiento psicológico a los familiares de la víctima y que «los responsables de este crimen ya se encuentran detenidos» y «serán procesados por los delitos de desaparición de personas, homicidio agravado y agrupaciones ilícitas».
Dicha fosa clandestina fue ubicada por las autoridades en los primeros días de octubre, después de más de dos años de iniciada la llamada «guerra contra las pandillas», implementada por el Gobierno del presidente Nayib Bukele para combatir a estos grupos.
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Este tipo de lugares, que se han contado por decenas en los años más violentos de la historia reciente salvadoreña, han sido sitios de peregrinación de quienes buscan a sus desaparecidos, principalmente madres.
Este cementerio se ubica en las riveras de un cauce que atraviesa la localidad de Tonacatepeque, que en idioma náhuatl significa «cerro muy fértil», al fondo de un barranco de unos 25 metros de altura.
Desde junio de 2022, la Fiscalía puso en reserva la información sobre las fosas y cementerios clandestinos diseminados en el país, datos que antes se proporcionaban abiertamente.
Según información obtenida por EFE antes de esta reserva, sumaban más de 150 cementerios clandestinos de las pandillas encontrados desde 2014, con más de 220 víctimas de la violencia.