Raul Molina Mejía

rmolina20@hotmail.com

Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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En muchos países, la ciudadanía selecciona entre candidatos a presidente que no corresponden a las necesidades mayoritarias, y el criterio empleado ha sido seleccionar el “mal menor”. En Guatemala, ha sido tradicional, en segunda vuelta, votar así, ya que quienes quedaban más votados no convencían ni por capacidad ni probidad. Esto se rompió en la reciente elección de Arévalo y Herrera, cuando, gracias a la combinación del “voto castigo” contra fuerzas políticas oscuras y el “voto inteligente”, para apoyar a candidatos honestos, se logró que Semilla pasara a segunda vuelta. Luego, se votó a favor de su binomio, como única opción aceptable, y se ganó. 

El gobierno estadounidense se define el 5 de noviembre próximo entre el Partido Demócrata y el Partido Republicano, dos males, al ser ambos representantes de un imperio que avasalla en el mundo y prioriza a las grandes empresas sobre su propia población y, aún más, sobre las poblaciones de otros países. Existe un “mal menor” como partido, ya que, al contrario de los Republicanos -los sectores más conservadores- los Demócratas sí escuchan a los sectores más liberales y, a veces, a sectores progresistas. Esa diferencia entre partidos se acentúa con sus candidaturas a la presidencia y la vicepresidencia. Entre Walz y Vance para vicepresidente, hay gran diferencia de personalidades en favor del primero; y para la presidencia, hay un verdadero abismo a favor de Harris, con gran altura y capacidad, sobre Trump, que no merece seguir en política, luego de su pésimo desempeño como presidente, sus evidentes delitos y su campaña de odio. Existe así un “mal menor”, Karen Harris, quien en su desempeño como vicepresidenta fue obligada a respaldar al presidente Biden, tanto en sus buenas medidas como en sus crasos errores. Contrasta con Trump, con pésimo pasado y amenazante futuro. 

La campaña de Trump se basa en la difusión de mentiras, insultos y la promoción del odio contra minorías e inmigrantes. Su eje inicial fue el ataque constante a Biden, por sus errores, sus propuestas y su senilidad; lo cual lo hizo atractivo a sectores dinámicos de la ciudadanía. El reemplazo de Biden por Harris, lo desequilibró. En los meses recientes, Trump también ha ;demostrado un progresivo grado de senilidad y muestra incoherencias mentales preocupantes. Acusó a Biden de “guerrerista”, por su comportamiento irresponsable e intransigente en Ucrania, Israel y otros países de África y Asia, en vez de propiciar la paz. Trump critica; pero, a pesar de sus promesas, no tiene intención alguna de detener conflictos que tienen razones económicas importantes, vía apropiación de recursos y venta de armas. Apoya a Netanyahu y permitirá el exterminio de palestinos. Finalmente, la política que Trump propone en materia de derechos humanos retrocedería a la Humanidad, perdiéndose avances logrados desde la fundación de las Naciones Unidas, en 1945, a condiciones de barbarie; esto en el mundo actual, que tiene la capacidad de auto aniquilarse. Para la Humanidad, América Latina y Estados Unidos, Trump representa “el mal MAYOR”; se insta a la ciudadanía estadounidense a no votar por tal amenaza.

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