Foto: Fabricio Alonzo/LH
Foto: Fabricio Alonzo/LH

Hoy se concretó la elección de la nueva Corte Suprema de Justicia y se puede afirmar que para el gobierno fue una operación fallida porque ninguno de los que habían sido mencionados como posibles magistrados dentro de un acuerdo con grupos que no cumplen su palabra logró ser electo. Sí lo lograron entrar personajes oscuros y otros magistrados que pueden calificarse como grises desde el punto de vista de la urgencia que tenía Guatemala de empezar el rescate del sistema de justicia.

Los próximos días y meses, dependiendo de cómo se muevan las fuerzas del cambio o el continuismo, sabremos cuál será el Estado real de la justicia de Guatemala. 

Había trascendido una lista producto de un acuerdo en el que dejaban a Semilla fuera a pesar de dar sus votos y otro en el que se tomaban en cuenta los candidatos por los que pujó Semilla en último momento. El fracaso fue evidente. A la hora de la votación hasta los diputados del oficialismo terminaron apoyando a quienes terminaron siendo electos y que muchos expertos ven con desconfianza. 

Tanta como para pensar que si en un momento determinado el Presidente Arévalo toma decisiones que afecten los intereses de quienes han tenido sojuzgado al país, un antejuicio en su contra pudiera pasar con cierta facilidad en la nueva CSJ para enviarlo a un Congreso en el que, evidentemente, no disponen de suficientes votos. No pudieron elegir a los magistrados que habían “negociado” y eso obliga a que el Oficialismo revise quién le opera el Congreso porque quienes tuvieron el encargo en esta elección, fracasaron.

Viene la Junta Directiva y el Presupuesto 2025 y si no cambian de estrategia, la misma Presidencia de Bernardo Arévalo puede estar en juego si sus enemigos tienen armas para provocar un chantaje interminable.

Difícil sentirse optimista luego de lo ocurrido hoy en el Congreso de la República porque se nota no solo la falta de cintura política del oficialismo y del gobierno, sino la poderosa influencia que siguen teniendo los grupos que desde hace años vienen disponiendo cómo debe manipularse la justicia en Guatemala. Se puede confirmar lo que muchos hemos pensado y dicho, en el sentido de que el poder de quienes lograron la cooptación absoluta de la institucionalidad en Guatemala sigue sólida y que los actuales operadores de las autoridades de turno no tienen el colmillo suficiente para cumplir con el mandato popular en contra de las mafias y de la corrupción.

El sueño de emprender el rescate de la justicia encuentra un obstáculo que puede agravarse o mejorarse con lo que pasa en Salas de Apelaciones. De ello depende la esperanza de que Guatemala inicie una era de transformación para que el Estado sea puesto, como manda la Constitución, al servicio del bien común como objetivo esencial. La ruta que se va marcando para el futuro es poco alentadora, aunque tampoco por ello debe la ciudadanía tirar la toalla y dejar que todo siga por el rumbo torcido que ha causado tanto daño a la patria.

Es un importante y muy significativo revés pero tendremos que seguir luchando por lograr los cambios que la sociedad demanda aunque, tristemente, veamos a un gobierno y un partido oficial confiar en los mismos operadores que han quedado mal una y otra vez.

Redacción La Hora

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