Juan Antonio Mazariegos G.

Este vespertino publicó, el día de ayer, un interesante reportaje en el que analiza el efecto que tuvo en el sistema nacional de salud, la falta de atención primaria y prevención a diversos sectores de la población que al encontrarse desprotegidos por la ausencia de dichas medidas, pasaron a engrosar las filas de enfermos y convalecientes que sobrecargaron posteriormente los servicios de atención hospitalaria, agravando consecuentemente la situación de los mismos.

Lo más grave de lo señalado en el artículo de Virginia Contreras es que la falta de atención a la prevención se originó a su vez de la falta de presupuesto para recursos y la corrupción, hechos que simplemente encontraron a la víctima perfecta en un segmento de la salud en donde se podía robar hoy sin que inmediatamente aparecieran los efectos, pues sencillamente los enfermos no atendidos preventivamente, si es que en algún momento se pensó en ellos, no reflejarían inmediatamente la falta de inversión en los mismos.

Si a lo anteriormente señalado sumamos el hecho de que la falta de presupuesto o recursos del Estado, se dio paralelamente a que la estructura de La Línea hacía su agosto subfacturando importaciones para lograr el botín que posteriormente se repartían el Presidente, la Vicepresidenta y demás amigos de Alí Baba, en perjuicios de los languidecidos recursos estatales, nos encontramos ante una trágica historia de esas que solo pasan en Guatemala y que lamentablemente es una realidad hoy para los miles de guatemaltecos que engordan las colas de pacientes desatendidos en los hospitales nacionales.

El sistema de salud está en crisis, la suma de lo relacionado, más los negocios en medicamentos, más los leoninos pactos colectivos laborales negociados por las anteriores autoridades ministeriales, tienen enferma y postrada a la salud estatal de País, sin que pueda levantarse de su convalecencia para atender a su vez a los miles de ciudadanos que dependen de ella.

El déficit ya existe, sin duda solo un Gobierno probo y la colaboración de todos puede nivelar la balanza cuando menos para que la situación no continúe en franco deterioro. Lo que es también un hecho es que lo único que terminará con esas prácticas es la persecución y castigo a los responsables, por acciones u omisiones debe de perseguirse a todos los funcionarios que tenían bajo su responsabilidad el sistema de prevención de salud y que a través de esa persecución se evite que nuevamente enfrentemos una situación como esta. Son personas, las más necesitadas, quienes sufren al final por los actos de otros que lucran de su enfermedad, no es posible quedar al margen ni de su suerte, ni de la persecución a quienes se robaron su futuro.

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