Reflexiones Dominicales

Colaboración especial para compartir con los parroquianos y, de paso, con algún sacerdote que pueda sentirse inspirado para su prédica dominical.

post author
Lorenzo Fer

 

“Porque andaban como ovejas sin pastor”

En tres de las cuatro lecturas de este domingo predomina la figura de las ovejas. Una imagen muy apropiada para explicar muchas de las enseñanzas, para complementar el cuadro de las parábolas. Las ovejas, al igual que los granos de trigo, las semillas, las flores del campo, las zorras, las aves del cielo, las jarras de vino y el aceite de oliva. Todos esos elementos muy próximos, asociados con la cotidianidad de esos hombres sencillos que escuchaban a Jesús y anteriormente, a los profetas. Debemos recordar que en esa época no había ningún tipo de imágenes ni reproducciones que hoy día ocupan todo el espacio visual.   

Primera lectura. En la lectura de la semana pasada se citaba al profeta Amós quien advirtió a los pueblos del Reino del Norte (Israel) de sus graves desviaciones. No respondieron. Al poco tiempo invadieron las huestes del Imperio Asiria; algunos habitantes se refugiaron en el Reino del Sur (Judea) y otros fueron llevados en lo que se llamó Cautiverio Asirio, año 732 aC. Unos 200 años después el profeta Jeremías hizo similares advertencias al rey Joacim, denunciando el incumplimiento del pueblo con el pacto de Yahwe. Poco caso le hicieron y al poco tiempo se asomaron las tropas de Nabucodonosor, darían muerte cruel al rey y se llevaron cautivos a los habitantes de Jerusalén,  y en lo que sería el Cautiverio de Babilonia que duraría 70 años. 

El reclamo de Jeremías se orienta básicamente contra los sacerdotes, a “los pastores que dispersan” a las ovejas. Las admoniciones son fuertes contra esos líderes que “dejaron ir las ovejas sin preocuparos por ellas.” ¡Ay de vosotros!

Sin embargo, el mensaje final es de esperanza, de que Dios reunirá al resto de las ovejas y las traerá a sus praderas para que crezcan y se multipliquen. Anticipa la venida del Mesías: “un vástago de David reinará como monarca prudente, con justicia y derecho en la tierra”. 

Salmo. Este salmo, el 23, no puede glosarse ni resumirse porque nada le sobra ni nada le falta. Es una tierna pieza que refleja el amor paternal de Dios. Sublime, superlativa. Todos recordamos, y acaso memorizamos, algunos pasajes de esta joya: “El Señor es mi pastor, nada me falta”. “Aunque vaya por valle tenebroso no temeré ningún mal pues junto a mí está tu vara y tu cayado”

Recomiendo que se tomen el tiempo para leerla y meditarla.  En todo caso qué bendición sería salir de casa cada día o en medio de un aprieto, proclamar: “el Señor es mi pastor, nada me falta”.

Evangelio. En la cita evangélica de la semana pasada vimos cómo Jesús organizó las tareas, formó seis parejas para que fueran a predicar el Evangelio. Ahora nos indica que volvieron y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. 

Tan agitada fue su misión que no “encontraban tiempo ni para comer”. Por eso Jesús les ordenó que fueran a solas a un lugar desierto (tranquilo) a descansar un poco. Se fueron en barca para dejar a las multitudes. Pero la gente de todas las riberas los reconocía y corrieron, a pie, al supuesto sitio tranquilo. Se les adelantaron. A pesar de estar sumamente cansados no pudieron descansar. “Jesús vio una multitud y se compadeció de ella” y se puso a enseñarles muchas cosas porque andaban: “como ovejas que no tienen pastor”. 

Podemos extraer de la lectura varias conclusiones. La obligación que tenemos todos de predicar el Evangelio, tanto con las palabras como con nuestras obras. Hablar sin reparo alguno de las bondades de la Nueva Buena pero también predicar con el ejemplo, que las personas a nuestro alrededor vean reflejado en nuestros actos algunos destellos del mensaje de Jesús.

Pero esa obligación deviene más importante para aquellos consagrados al servicio, aquellos a quienes se les ha encomendado cuidar el rebaño. No desatiendan su manada ni huyan, como el asalariado, cuando el lobo esté cerca.

Cabe extender la admonición de Jeremías para aquellos otros que confunden a los fieles, que utilizan las palabras evangélicas, que son ramo verde, pero que no están unidos al tronco principal.

Artículo anteriorGuatemaltecos por la Nutrición en Ciudad de Guatemala
Artículo siguienteLas miserias de una familia, la agonía de la madre