Al menos 4,7 kilómetros, donde había cinco pasos usados por los migrantes en el Darién, la frontera natural entre Panamá y Colombia, fueron «cercados» por la policía fronteriza panameña para «canalizar» el flujo de los transeúntes que cruzan esa peligrosa selva en su camino hacia Estados Unidos, anunciaron este miércoles las autoridades del país centroamericano.
«Hemos desarrollado operaciones y acciones en profundidad en la frontera con Colombia cercando más de 4,7 kilómetros, que incluían más de cinco pasos clandestinos utilizados por el crimen organizado para movilizar migrantes, con la intención de canalizar el flujo, no interrumpir el movimiento migratorio», dijo en una rueda de prensa el director del Servicio Nacional de Fronteras de Panamá (Senafront/ Policía fronteriza), Jorge Gobea.
Agentes del Senafront han instalado cercas de púas («barreras perimetrales», según la información oficial) en varios puntos de la selva cerca de la frontera con Colombia, que tiene 266 kilómetros de longitud, donde estaban localizados esos pasos no autorizados o trochas, según imágenes suministradas por las autoridades.
En algunas de esas imágenes se ve las cercas próximas a un monolito que delimita ambos países, en medio de la frondosa naturaleza.
Además, según Gobea, tienen «más de siete embarcaciones realizando un bloqueo costero, más de 25 patrullas que se mantienen caminando, tratando de ubicar a aquel que delinca contra los migrantes y también (para) auxiliar a los inmigrantes que producto de las situaciones adversas del clima y del cruce por el Darién se ven afectados».
Desde el pasado 3 de julio, tras la toma de posesión del nuevo Gobierno de José Raúl Mulino dos días antes, las autoridades de Panamá han anunciado progresivamente el cierre de esas trochas con «barreras perimetrales» para «canalizar» el flujo de los migrantes que las usan como ruta para llegar hasta Norteamérica, con el fin de crear un «corredor humanitario» hasta Bajo Chiquito, el primer poblado al que llegan los migrantes tras atravesar a pie el Darién durante días.
Los migrantes relatan que pagan para cruzar la selva con «coyotes» en grupos, que los «abandonan» en algún punto y que luego suelen ser víctimas en la parte panameña de robos violentos y agresiones sexuales. Panamá señala que es el Clan del Golfo, la principal banda criminal de Colombia, quien los cruza y se lucra de ello.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, cuestionó la semana pasada la decisión de Panamá y alertó de que el bloqueo de esos pasos solo traerá «ahogados en el mar».
Baja el flujo de migrantes
El director de la policía fronteriza panameña anunció que producto del cierre de esas cinco trochas ha bajado el flujo de los migrantes en comparación con el mismo periodo del año anterior.
«Es importante (mencionar) que el efecto que hemos tenido por estos bloqueos y esta canalización es que en estos momentos llevamos menos 9.000 migrantes comparados con el mismo día del año pasado, así que es un factor que ha incidido directamente en el movimiento», señaló, sin dar más detalles.
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El cierre de esas trochas se da en medio de un gran flujo de migrantes por la selva, que han dejado cifras récords y desbordado a las autoridades de Panamá, país que les ofrece asistencia y alimentos en los albergues situados en el Darién para que continúen su camino en autobuses, costeados por los migrantes, hasta Costa Rica.
En lo que va de año atravesaron el Darién más de 208.000 migrantes, la mayoría venezolanos, mientras que en todo 2023 fueron más de 520.000, una cifra inédita, según datos oficiales de Panamá.
La selva del Darién, de 575.000 hectáreas, es un parque nacional y el único punto donde se corta la carretera Panamericana, que conecta a todo el continente.